Es una película de Ingmar Bergman de 1955. Para ello se
inspiró en las comedias americanas, sí, como lo oyen. Y le fue muy bien, porque
no le salió tristona, como acostumbra. Lo novedoso: que es muy amena, chisposa,
rápida. Lo de siempre: un argumento sólido, unos diálogos hábiles y unos
personajes ricos. Fue la peli que le dio a conocer en el extranjero.
Está ambientada en la Belle
Epoque sueca. Dos parejas, cosas de matrimonios, amantes, celos y, la
religión: siempre presente en las pelis escandinavas de hace unos años. Una
actriz de teatro que además es baronesa o condesa, mujer muy independiente para
su época. Las innovaciones de Bergman fueron el poder que da a las mujeres en
la peli. Son las que manejan el cotarro, las listas y audaces. Se pasa un
ratito bueno.
Aquí está entera, se puede elegir el idioma de los subtítulos.
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