Sunday, October 30, 2016

Octubre II

¡Uuuaaah! ¡Cómo está el campo! Los amarillos, los naranjas, los rojos, los tierras... Las hojas de los chopos parecen pan de oro cuando las mueve el viento y reflejan la luz. Aunque era viernes -no se me ocurre pisar el campo el fin de semana, salvo que tenga visitas- había un montón de gente haciendo lo mismo que yo. Todos vuelta pa-quí, vuelta pa-llá, con la cámara en mano. Es que, menudo espectáculo es el otoño. Y creo que aún va a ir a más la cosa en las próximas dos semanas, todavía no ha llovido lo propio.
Jo, las vacas, ¡qué guay! Contemplando las vistas, retozando al sol. Estuve hablando con el pastor, que más bien parecía su representante, de toda la gente que quería hacerles fotos. Si hubiera sido chino, tendría un cartel con varias tarifas: por hacer foto, por posar con la vaca y que un fotógrafo os inmortalice, por tocarle el lomo, por llevarte un filete de su hermana sacrificada antes del verano... Me dijo que eran vacas pirenaicas y que están preñadas. Le pregunté mis dudas, preguntas tontas de urbanita: cuánto vive una vaca-qué vacas tan bonitas y si no le da pena matarlas-si prefiere la carne de ternera o la de vaca... hasta que me dio esquinazo. Total, que a las terneras se las mata al año de edad, y las vacas pueden vivir según sea su calidad de vida. Tranquilamente 15 años, pero si tienen sofá, van al gimnasio y les dan masajes, pues ni te cuento. 
 ...¡Y los caballitos!
Eran peludos, debían ser también caballos pirenaicos. Tenían un pelo muy bonito.
Total que, llego a casa después de un día encantador. Tenía en mí toda esa luz y esos colores que me habían entrado por los ojos. Estaba en un estado absoluto de paz, relajación y armonía con el Universo... Cuando al poco de llegar a casa, se ponen a jugar a la pelota, justo debajo de mi casa, los putos niños del pueblo.
Les voy a poner en antecedentes. En el pueblo hay niños que gritan extraordinariamente. Ya saben, cuando un niño grita, puede gritar muy alto. Y se ponen a jugar a fútbol, a frontón... A ver niños, ¿no hay otro lugar más apropiado para ello? Y veo pasar las bolas como balas que rebotan a veces en la fachada, otras se cuelan en mis balcones. Estoy obsesionada con que me van a romper los cristales de las ventanas que son finos como barquillos. Y pelotazo va, pelotazo viene. Y gritos infernales de la emoción del juego... Me pongo cardíaca, de verdad. Es que, si fuera una cosa que pasa una vez, pues no le das importancia, pero vienen todos los días a jugar. Un día, que estaba cerrado el frontón, vinieron cuatro veces en un mismo día. No puedo leer, ni dibujar, ni escribir, ni ver una película con ese escándalo y esos golpes de pelota. Igual es que soy rara. A todo el mundo le gustan los niños. Mi amiga I, entusiasta de los infantes, dice: "Es más normal que un niño grite, que a una señora de tu edad le moleste". Y ya, cuando estoy al borde de un ataque de nervios, me sorprendo a mí misma con pensamientos del tipo: 
a) Oigo un camión a lo lejos que entra en la calle. Imagino que acelera repentinamente y... ¡Oh, qué pena! Atropella los cuerpecillos de todos los niños, no deja ni uno solo vivo. Y oigo cómo las ruedas del camión aplastan sus cráneos, en un lindo "crack" y los sesos se desparraman por el suelo. Después viene la paz, el silencio absoluto, y sonrío para mis adentros. 
b) El simpático vecino con boina se asoma al balcón. ¡Oh, cielos! Tiene una metralleta: "ratatatatáratatatatá..." Todos muertos. Han intentado huir, pero el abuelo ha sido más rápido con su armamento sofisticado comprado este año en una feria de armas en Oriente Medio. Todos los cuerpecillos de los niños yacen en el suelo. Y vuelve la paz, el silencio, y sonrío para mis adentros.
En serio, estos dos episodios se alternan en mi mente, y me relajan en momentos de máximo desquiciamiento. Y el otro día, estaba pensando: "Ya te vale tía. Esto es enfermizo. Debe haber otra manera".
Bueno, ya los he puesto en antecedentes, volvamos atrás.
Un día maravilloso en el campo. Llego a casa, y escasos minutos después los niños empiezan a jugar a la pelota, un combinado de frontón, fútbol y pala que dura ¡hora y media! Me va a dar un ataque. Con lo feliz y relajada que estaba, se me pone un mal humor, una jaqueca terrible (que me duró un día y medio). Total, que me asomo a la ventana. Antes ya había hablado con ellos, y los viejitos de al lado también. Veo un adulto jugando con ellos, esta es la mía. Intento calmarme un poco, modelar mi voz antes de hablar para parecer un ser civilizado. Respiro hondo. Es un tema delicado, porque los padres -por lo general- son muy posesivos y no atienden a razones, se creen que sus hijos tienen derecho a dar por saco al mundo entero. Así que, con mis mejores maneras le pregunto cómo hemos llegado a estos partidos sin fin en la puerta de MI casa, de quién son hijos, y si no hay un lugar mejor para jugar... como la puerta de SU casa. Me dice que son hijos de ella, de fulanito y de menganito, que viven a escasos metros de mi casa... Y claro, me doy cuenta de que igual mi queja no tiene mucho fundamento. A mí me resultan insoportables, pero quizá tienen derecho a jugar. Se resuelve todo con mucha educación y armonía, lo cual me deja muy satisfecha, ya que, no siempre es así. Bueno, mientras hablaba con la madre, dos niños están DENTRO de mi casa. Han visto a Joselito -que bajó a ver qué pasaba con este escándalo- y lo están persiguiendo. Al día siguiente, veo a madre e hijo y nos saludamos cordialmente. Han pasado dos días completos, no sé si es casualidad, pero en ningún momento han jugado a la pelota debajo de mi casa. Estoy MUY satisfecha con los resultados obtenidos en el intercambio de opiniones.

Wednesday, October 26, 2016

Fermentaciones II

Estoy intentando hacer umeboshi sin ume, con las frutas de por aquí. A este experimento lo llamaré cirueloshi. He probado con ciruelas claudias, ciruelas moradas, amarillas y un melocotón. El proceso del umeboshi consiste en fermentar con sal los umes (una fruta a medio camino entre el albaricoque y la ciruela) durante mucho tiempo. Y durante este tiempo se han de sacar tres veces a tomar el sol. Y luego dejar reposar definitivamente e indefinidamente. Después de dos años, tienen tantas propiedades que en Japón se consideran medicina.
Se ha de colocar un peso encima equivalente al peso de la fruta.
Con melocotón no salen. Claro, el melocotón tiene mucha carne y la piel no es como la ciruela.
Al cabo de unos cuantos días, las ciruelas claudias iban muy bien.
Primer baño de sol después de tres semanas: Las claudias tienen moho. Cometí un error tontísimo y fatal al cubrir las frutas con las gasas... húmedas. Ya lo sé. No digan nada. Me di cuenta que las gasas olían a rancio, habían estado cerradas durante años. Así que, las lavé, y tan impaciente soy, que las puse húmedas sobre las frutas. Increíble pero cierto. Voy a seguir hasta el final. Sobre todo, porque hasta el año que viene no hay más ciruelas. Probablemente tenga que tirarlas.
Chucrut de col lombarda. Con manzana, comino, enebro y chile. Aún tiene que fermentar. Huele bien, creo que promete.
Kkakdugi es el kimchi de rábano blanco. Yo no tenía rábano coreano y he usado daikon. Según tengo entendido el coreano es más bien dulce y el japonés, es más bien picante.
Por si alguien no los distingue arriba foto (el gordote es coreano, el otro es daikon)
Unos días después ya había fermentado, pero un par de semanas después está mucho mejor. Me gusta el kkakdugi.
He aprendido de este vídeo:
Maguillas que cogió mi hermano en el monte:
Normalmente se ponen en anís. Pero yo las he puesto en ginebra:
También he puesto unas endrinas en ginebra para comparar con el vodka de endrinas.


Saturday, October 22, 2016

La natación

Mi piscina

Me he apuntado a clases de natación. No estoy segura de cómo me he metido en este entuerto, pero sufro como una carpa a la deriva en el tanque de un restaurante chino.
Nunca me ha gustado nadar. Vaya, con lo bueno que dicen que es. 
En quinto de E.G.B., a todas las niñas nos hicieron pagar una tasa irrisoria, para ir a nadar un año con el colegio al polideportivo de la ciudad. Pero en casa no me dejaron. Me dijeron que las piscinas estaban llenas de hongos, gérmenes y otras enfermedades infecciosas a las cuales la ciencia aún no había puesto nombre. Así que, mientras todo 5ºB nadaba, yo retozaba en casa. Cuando se acabó el año recibí un diploma de natación por haber pagado las tasas.
Me fui haciendo mayor, y mientras mis amistades nadaban a cross con mucho estilo, yo barría el fondo de las piscinas cual gusano marino, hacía la bomba, la plancha, el muerto, y otras monerías. Y luego ya, no sé, es como que el agua no era lo mío. 
Veinte años después el ayuntamiento me regaló 10 bonos para ir a la piscina por ser la tercera persona que se dignaba a empadronarse en el pueblo. Los bonos van a caducar sin haberlos usado. Nadar no apetece nunca. Por otro lado, aquí se puede jugar a pelota vasca, o hacer ciclismo de montaña, o... nadar. No me veo nada en ninguna de las tres actividades, pero si hay que identificarse con algo, pues mejor con la sirenita que con Titín, ¿no?
Me dijeron que las clases duraban media hora. A lo que exclamé: "¿Sólo media hora?". ¡Cielos!, cuando ya han pasado quince minutos, no paro de mirar el reloj gigante cada segundo. Nunca imaginé que media hora pudiera ser tan larga y que costara tanto cazar el oxígeno...Y yo pensando este verano en nadar en lagos remotos... Hubiera salido en las noticias.

Friday, October 21, 2016

Octubre

El vecino secando pimientos 

Octubre, junto Mayo y Septiembre, es uno de mis meses favoritos del año. Durante un mes, el pueblo huele a pimientos asados. ¿Hay algo mejor y más barato que un pimiento asado?
Lo malo de los pimientos, es limpiarlos. Un auténtico infierno. Sólo asé unos pocos y creía que se me desintegraban las yemas de los dedos. 
Listos para congelar.
Una semana después con renovadas fuerzas...
Guindillones
No se me ocurrió ponerme guantes y estuve día y medio con fuego en las manos. Se me hincharon y pusieron rojas. Y me toqué los ojos... Bueno, un desastre.
Mosto natural. Puaj qué dulce...
Copiando las técnicas de secado de mis vecinos, para integrarme.

Sunday, October 16, 2016

José Miguel y E.T.

¡Ay que me troncho! Igual ya los conocen. Lo mío ha sido casualidad en youtube. Deben salir en la tele de Aragón.
También tienen otros de "desayunos con" que están graciosos pero un poco menos que los de E.T.

Friday, October 14, 2016

Cocinitas I: bizcochos

Brioche de chocolate. La receta la he sacado de aquí y funciona muy bien. Es laborioso, como todos los brioches. Si alguien lo hace, observen que las cantidades de la receta son para hacer un gran brioche. Si tienes un molde de 18-20 cm de longitud, haz la mitad de masa. En cuanto al chocolate, es mogollón. He hecho un 10% menos, pero si lo repitiera, echaría un 20% menos.
El banana bread es un bizcocho que los americanos llaman pan pero que no es un pan. La receta la he sacado de aquí. Es una versión japonesa del pan de plátano americano -que es bastante gore- sosito, pero esponjoso, aromático y rico.
Este brownie con nueces, no me acuerdo de dónde saqué la receta; lo hice hace meses. El brownie es algo que una vez cada cinco años se te cruza por la mente como algo maravilloso, pero que, al final es que no. Bueno, es lo que es, un ladrillaco dulce. Lo bueno que tiene es que congela bien. Después se descongela en el microondas y no pierde nada.
Y té con leche helado para acompañar.

Monday, October 10, 2016

Bebercios III

Soda de melón casera. ¡Muerte al Kas y a la Fanta! Se hace aprovechando las tripas del melón. Y sólo cuando se consigue un melón muy maduro con tripas caldosas. Si está verde y el interior no es jugoso, no se puede hacer nada con ello. La receta la he sacado de aquí. (Ojo al dato, que hace dos cosas en este vídeo, no liarse)
Granizado de melón
Granizado de melón cantalupo
Granizado de coco
Batido de moras con kéfir. Después de hacer la foto y probarlo, lo tuve que colar. Las pepitas de las moras son como leña.
Zumo de piña