Monday, July 20, 2015

Provincia de Sichuan XVI: Jiuzhaigou II

Jiuzhaigou ("Nueve aldeas") es una reserva natural hecha parque, en las montañas Min, al final de la meseta tibetana, en el norte de Sichuan. Es una zona montañosa, con una elevación de 2000 a 4500 metros. Una zona geográficamente afortunada de excepcional belleza.
Un autobús te da "un empujoncito" -para que veas algo de las 72.000 hectáreas de parque- con un recorrido de 100 km por carretera.
Jiuzhaigou sólo tiene un problema: ser extremadamente turístico. Hace, creo que dos años, quería ir coincidiendo con algún momento en que los chinos tenían vacaciones. No me acuerdo por qué no lo hice, pero fue un acierto. Justo ese año cerraron el parque por exceso de turismo. Se congregaron allí 300.000 personas y la policía acordonó la zona porque tenía miedo de que los turistas rompieran la montaña (...los chinos tienen muy pocas vacaciones al año, y habían volado hasta Sichuan para ver el parque y no habían podido entrar).
Cuando hice una foto de este bello lago multicolor, no estaba sola... Tuve que abrirme paso con los codos.
Cuando regresé al motel habían arreglado el wc, limpiado la bilis de Alien y ¡hasta quitado el polvo! Asombroso.

Tuesday, July 14, 2015

Provincia de Sichuan XV: Jiuzhaigou I

Llegué por la noche a Jiuzhaigou. La salida del aeropuerto era a una campa de tierra. No había transporte público. A decir verdad, casi no había medios para salir de allí. Taxistas - ilegales, en su mayoría- que querían demasiado dinero por llevarte a la ciudad. Y muy pocos, por eso podían pedir lo que quisieran. Vi a dos señores chinos con su hija, que tenía cara de hablar inglés. Les pregunté si podía ir con ellos. Eran increíblemente educados. La hija había estudiado Finanzas en Edimburgo y hablaba inglés muy, pero que muy bien. El viaje duró una hora, porque había una limitación de velocidad ridícula que inusualmente respetaban todos los conductores.
En el viaje me contó que no le gustaba Escocia porque el tiempo era demoníaco, así como el acento escocés. Pero al parecer, tampoco le gustaba China, porque era un asco. Era una de las pocas veces que viajaba por China, porque viajar por China es un asco total. Todo esto dicho con bellas palabras.
Empezamos a ver algunas luces. Parecía que Jiuzhaigou se extendía a lo largo de la carretera. Ellos iban a un hotel de cinco estrellas, así que, en cuanto vi un motel me bajé del coche.
Entro, pregunto el precio de una habitación. Me piden tres veces más de lo que esperaba, porque se trata de un antro. Me doy media vuelta. Me llaman. Ahora vale un tercio. Bien. Quiero ver la habitación. Entonces, se va la luz en toda la calle. Me dicen que es normal que se vaya la luz, puedo sentarme en el sofá a oscuras y esperar a que vuelva la luz. Los empleados juegan con una linterna a dejarme ciega:  Ji, ji, ja, ja. Pues a mí no me hace gracia. Me he levantado a las cuatro de la mañana. He ido a un aeropuerto. El vuelo se ha retrasado dos horas. He cogido un vuelo. He ido a comer a Chengdu. He vuelto al aeropuerto. He cogido otro vuelo. He cogido un coche. He llegado al hostal a las once y pico de la noche. Quiero dormir. No quiero que jueguen a deslumbrarme con una linterna. Pasa media hora y no vuelve la luz. Me estoy quedando dormida. Les digo que cojo la habitación sin verla. Me la enseñan a la luz tenue de linterna. Veo que hay una cama. Eso es todo lo que necesito. Pero tienen que escanear mi pasaporte antes y no hay luz. Cuatro tipos se montan en un coche para ir a escanear mi pasaporte no se sabe dónde. Sigo a oscuras y sin pasaporte. Quince minutos después vuelven. Subo a la habitación a tentón. Me tumbo en la cama. ¡Viene la luz! Voy al baño. El wc está roto. Hay pises reposados del anterior cliente. El lavabo tiene una cosa amarilla pegajosa, en plan bilis de Alien, por todas partes. Llamo a gritos al servicio desde la puerta. Suben dos. Les echo una bronca que los dejo temblando. Me dicen que van a enviar a alguien a reparar el wc. Les digo que es casi la una de la mañana, estoy agotada y me levanto a las seis. Duermo.