Saturday, March 29, 2014

Las visitas


Me siento como la tía en Shanghái. Hoy han venido a pasar el día M y C. Últimamente está haciendo muy bueno, pero hoy no han tenido suerte. Cuatro meses ha estado la exposición de Yayoi Kusama en el Moca y me voy a quedar sin verla. Qué disgusto tengo. Por una cosa o por otra nunca venía bien. El museo cierra a las 5 de la tarde, y los fines de semana con las sobremesas prolongadas, cafés y que cuesta llegar una hora a los sitios, nunca da tiempo. Total, que hoy vamos, estaba cayendo el diluvio universal, y sábado: había una cola kilométrica que se prolongaba por el parque. Me he asomado dentro del museo y aquello parecía el metro en hora punta, de tanta gente que había. Y en la calle seguían haciendo cola con el paraguas. Parecía que estuvieran regalando las obras de la señora Kusama. A una exposición anterior -Dior- tampoco conseguí entrar. Todas las veces que me acerqué al museo había una cola de dos horas por lo menos. Cuánta gente hay en esta ciudad. Es tan fácil que a mil o dos mil personas se les ocurra hacer lo mismo que a ti en el mismo espacio tiempo…
La gente en esta ciudad tiene mucha ansia de aventuras en la naturaleza. El síndrome chino de posar con árbol ya nos afecta: "Mira qué árbol tan majo, vamos a hacernos una foto al lado". Y fíjense, este señor pescando peces de colores en el estanque de un bar, en el centro del parque.
Y esta foto es de mi barrio. Cuando salgo de trabajar cada día están estos tipos. No sé de dónde han salido, igual son alumnos de un curso de fotografía macro. El caso es, que están fotografiando un pajarito en una rama, a escasos 5 metros. Fíjense qué risión las cámaras con el disfraz de camuflaje, como si a ellos casi no se les viera; y lo mejor de todo, están junto a una carretera de seis carriles y encima del cinturón que pasa por Hongqiao. Y además, hay un espontáneo en el grupo, también ha salido de trabajar y está haciendo una foto con una cámara compacta. En China, si te ven hacer una foto, alguien cerca tuyo piensa: qué bien, yo también voy a fotografiar lo mismo. Cada vez que los veo me da la risa, no puedo evitarlo. Y además, el pájaro está en la sombra, y se mueve, y no debe haber manera de hacer una foto enfocada. Pero un ser vivo es un ser vivo.


Friday, March 28, 2014

Pintando muros

Esta semana ha sido de excursiones, unos por aquí, otros por allá. Casi todos los profes del cole han ido, pero a mí me han mandado pintar las paredes. Bueno, las paredes no, sino unos rótulos. Os acordáis de la idea de los osos amorosos con cabeza de tigre, de gato montés… Una idea que se la llevó el Diablo para decorar el Infierno. Una semana peleando con la tipografía y los colores. A mi jefa le gusta todo extra-extra negrita, con sombreado, y doble reborde, horror vacui. Que si no pongo algo encima de unas letras para llenar el espacio. Y ahora, que quiere unos niños gigantes de la mano en el muro. Un negro, un blanco, un chino, como en los anuncios de Benetton de hace veinte años. Pero ¿dónde los quiere? Si ya no queda nada vacío.
 
Y hasta aquí puedo hablar... Ay, ay, ay, menos mal que empiezan hoy mis vacaciones de Semana Santa.
 

Wednesday, March 26, 2014

Curiosidades y cotilleos

El otro día veo que una alumna tiene el puño vendado, le pregunto en broma si ha estado boxeando. Y me dice: “No, pero estaba tan furiosa que le di un puñetazo a la pared con todas mis fuerzas y me hice mucho daño”. Vaya, vaya con estos niños.
Otro alumno, es simpático y gracioso, pero es de estos que cuando habla no hila –como yo-, y habla todo el rato, y nunca puede acabar los ejercicios. Pues a este niño, a este chico -13- su padre lo despierta por las noches, lo saca de la cama para beber con él. Y su padre le llena el vaso de vino y le dice: “¡Pero hijo, si no bebes nada!”.
Tenía un alumno malote, de esos que parece que pasan de todo, que el arte no les interesa y de vez en cuando hacen algún comentario poco agraciado. Y el otro día me dice muy serio, intentando contener una emoción que se desbordaba: “Tus dibujos… ¡son más reales que la propia realidad!”. ¡Toma piropo! Este ya tiene el veneno del grafito en la sangre, je, je.
Para contrarrestar, otro niño, que está en la clase de los que no hablan inglés -que es algo así, como la Torre de Babel- me llamó “estúpida”. Qué triste. De las dos docenas de palabras que sabrá en inglés, decidió usar esa para referirse a mí. Lo llevé a la directora, e imagino que llamaron a sus padres.  Desde entonces, ha estado en clase que no se atrevía ni a respirar, menudo rapapolvo que le habrá caído en casa. Y me parece muy bien, si perdemos las formas, ¿qué queda?
Habrán oído hablar de las desigualdades en China. Están en todas partes. Por ejemplo, en mi cole, los sueldos se basan en lo cotizado que esté tu pasaporte. Por este orden, cobran de menos a más: los chinos, los filipinos, los rusos, los europeos y canadienses, y en la cima, los americanos. Entonces, un ruso con años de experiencia y responsabilidades cobra casi la mitad que un americano que acabe de estudiar, sin certificado de profesor, ni máster, ni nada de eso. De todos modos, salgo mejor parada que en mi anterior trabajo, en el que los sueldos se basaban en la riqueza del país de que cada uno venía. Por lo tanto, un británico cobraba muchísimo más que un español. Lo cual, a su manera, también tenía sentido, porque como seas londinense y al volver a casa conviertas yuanes en libras, muy pocos trabajos en China compensan lo suficiente.
El lunes tuve un cumpleaños, de un amigo del primer trabajo. Vinieron dos ex-alumnas nuestras, hacía casi cinco años que no las veía. Una le hizo un regalo de casi tres cientos euros. Así, sin más, para marcar posiciones, porque China es así. La otra está trabajando en moda. La diferencia entre España y China, es, que en España si estudias moda, lo normal es que no vayas a trabajar en moda –cobrando, me refiero-; y en China sí. Pero en China, vas a trabajar hasta morir, porque si tú no quieres, otro chino sí que quiere. Por ejemplo, ella trabaja para dos famosas marcas y su horario –el que pone en el contrato- es de 9 de la mañana a 9 de la noche. Sí señores, una jornada de 12 horas diarias en la capital económica de China, como en plena Revolución Industrial. Pero siempre tiene que hacer horas extras –las horas extras son obligatorias y no remuneradas en este lindo país- y se suele ir a casa a las 11 o las 12 de la noche.  Dice que todos estos trabajos son así.
Yo el primer año conocí a varios relaciones públicas de supermarcas de moda. Generalmente, eran chinos gays muy chics. La fachada de su vida era todo glamur. Pero la realidad, era bien distinta.  Un trabajo que mucha gente quiere hacer está muy mal pagado. No cobraban más que unas monedas, vivían con las ratas en sitios muy lúgubres, sólo comían y bebían lo que era gratis (en las inauguraciones). Y cada yuan que ganaban lo juntaban para comprarse un modelazo –que la marca les rebajaba un 30-40%- con el que poder ir a trabajar. Pero en China mucha gente –sobre todo amas de casa desocupadas- aceptarían estos trabajos gustosos y sin cobrar, sólo por ver algo glamuroso, y sobre todo por poder relacionarse con gente rica (para hacer Guanxi).