Japón: Kyushu II: Matama

Matama, en la prefectura de Oita, es una playa bellísima. Cuando baja la marea la arena describe unas curvas muy bonitas. Y cuando se pone el sol, aparece gente con su cámara o con una silla; el espectáculo dura unos minutos: el agua parece un espejo y adquiere un aspecto que no es de este mundo. Según la wikipedia, es una de las puestas de sol más bonitas de Japón.

Además, la playa está llena de navajas. Y Katsu dice que aunque todos los días la gente se lleva bolsas de navajas, nunca se acaban. Qué generosa es la naturaleza. Y se ven cangrejitos pequeños y peces gordos que saltan. Es un lugar fascinante.

Este señor tan simpático nos explicó cómo se cogen las navajas. Con un azadón se quita una capa de arena. Se ven unos agujeritos. Con un palo se pone un poco de sal en cada agujero. Las navajas se ahogan y salen de un salto a respirar, entonces, se cogen rápidamente. Nos dio un puñado de navajas que había cogido. Resultó ser un calígrafo y Katsu hace accesorios de cerámica para caligrafía. Intercambiaron tarjetas.

Las navajas de la playa de Matama son pequeñas pero tiernas.  Los japoneses las hacen con ajo picado, mantequilla y vino, a la plancha. Las últimas navajas que compré en el mercado del pescado de Shanghái eran gigantes, gomosas como la rueda de un coche, llenas de arena y caras. Las comparaciones son odiosas, pero… no puedo evitarlo.