Y estas fueron mis andanzas por Oita (el Este). De camino a
la estación, pasamos por otros pueblos. Parece un sentimiento común, al menos
en Kyushu, el interés de volver a las raíces. Muchas casas restauradas y
algunas abiertas al público, como la de la foto, que ahora es una casa de té.
El tejado de paja prensada; a mí me cuesta creer que
no se formen goteras, ni que sea en unos años. Katsu dice que no, porque es
mucha la cantidad de paja prensada. Los tatamis, hechos del mismo material, me
resultaron muy gratos, tanto para caminar, como para dormir sobre ellos. Bellas
puertas de papel. También me parece que se tienen que ensuciar mucho, ¿no? El papel
blanco lo tocas con las manos guarris y adiós. Esos espacios tan diáfanos, tan
vacios… ¿es que no tienen cosas los japoneses? ¿Dónde las meten? En general, mi
impresión es que son buenas casas en primavera y en verano, pero como nieve,
con los muros de papel, tiene que hacer una rasca que no vean.
El anfitrión nos enseña unas superpuertas, que estaban
recogidas, apiladas en uno de los muros de la casa, y que en caso de tormenta
se despliegan y se cierra la casa como una caja hermética. Qué bien se deslizan
por los rieles y qué bien giran en las esquinas.
yprh, qué bonito es japón. incluso se ve luz y todo en las fotos!
ReplyDeletede la actualización anterior, yo sí que podría ir a un balneario japonés. las ventajas de ser miedoso a las agujas.
pero tienen calefacción dentro de las casas? si tienen eso del suelo calentito tiene que ser la gloria...
ReplyDeletePues tendrá el que tenga. Como en Occidente, ¿cuántos tienen calefacción en el suelo?
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