Hace siglos llegaron los misioneros jesuitas a la zona en la
que vive. Llegó un momento en que el gobierno japonés prohibió el Cristianismo
y los echó. Pero en su pueblo quedó la resistencia. En la zona reside un señor muy mayor que se
apellida Fraga y dice ser familia del difunto. Aunque ha vivido más de sesenta
años en Japón todavía tiene un fuerte acento al hablar el idioma. Según Katsu
es muy facha, pero cocina muy bien. Sin ir más lejos, ha publicado recientemente
un libro de cocina española.
Katsu ha cumplido su sueño. Tiene una exposición dentro de poco en la mejor galería cerámica de Japón. (Arriba una de sus piezas) Este tipo de cerámica “rústica o bruta” se llama karatsu. Se utiliza para la ceremonia del té. Dicho en pocas palabras: trata de la belleza imperfecta. Es lo opuesto al objetivo tradicional de la porcelana: la belleza lisa, sin mácula, la sublimación de la perfección técnica. El Karatsu es la imperfección adrede, la búsqueda de la imperfección perfecta. Durante la ceremonia del té, cogen el bol y lo miran con detenimiento, lo giran, observan cada detalle de la superficie, de la forma, y deciden de qué lado quieren beber. Es un salir de este mundo por ensimismamiento en la Belleza.
Katsu ha cumplido su sueño. Tiene una exposición dentro de poco en la mejor galería cerámica de Japón. (Arriba una de sus piezas) Este tipo de cerámica “rústica o bruta” se llama karatsu. Se utiliza para la ceremonia del té. Dicho en pocas palabras: trata de la belleza imperfecta. Es lo opuesto al objetivo tradicional de la porcelana: la belleza lisa, sin mácula, la sublimación de la perfección técnica. El Karatsu es la imperfección adrede, la búsqueda de la imperfección perfecta. Durante la ceremonia del té, cogen el bol y lo miran con detenimiento, lo giran, observan cada detalle de la superficie, de la forma, y deciden de qué lado quieren beber. Es un salir de este mundo por ensimismamiento en la Belleza.
Me regaló un montón de piezas que no necesita; o bien porque
son antiguas, o bien porque no son tan imperfectamente perfectas como debieran.
Igualmente, me encantan. Me siento la Baronesa Thyssen (pero sin momificar). Y voy a salir de este
mundo día sí, día no. Y siento, si las fotos no hacen justicia.
Arriba plato de aperitivo para acompañar el sake
Arriba botella para el sake
Sakeeeee que guayyyyy guárdame sakeee
ReplyDeleteNo bebo sake. Sólo lo probé una vez en bcn -hace mil años- y no me gustó mucho.
Deletepues hacen justicia, ya creo que sí. yo quiero vasos de esos.
ReplyDeleteah, y gracias por el comentario de ayer, yprh.
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