Un templo shinto para rezar al dios de la montaña
Katsu odia Tokio. Su deseo era oír cantar a los pájaros, estar
en medio de la naturaleza, respirar aire puro y experimentar qué
es ser japonés intentando vivir como hace unos siglos. Según él, la gente en las
ciudades hace una vida que es una imitación barata del modo de vida americano,
que no es algo originalmente japonés. Además, en la provincia de Kyushu es
donde está la arcilla. En el pasado remoto intentaron cultivar y hacer otras
cosas en esta zona, pero finalmente, llegaron a la conclusión de que en Kyushu
lo suyo era hacer cerámica porque abundan los materiales para éste propósito.
Katsu vive en un pueblo encantador, poblado por cuatro
abuelos y campesinos. Un lugar remoto apartado de la civilización. Huele a flores por todas partes. Se extasia oyendo cantar a las más de cien ranas que tiene en un pequeño estanque. Un vecino de 80
años va cada día al monte a recoger leña. Katsu dice que los japoneses están
enfocados al trabajo, es parte de su cultura. En Japón, trabajar significa
estar vivo. La inacción lleva a la falta de alimento, la ausencia de refugio, y por consiguiente, la muerte.Otro vecino es cazador y cuelga animales muertos en el umbral de su casa. Les da corzo, que comen crudo con deleite.
Katsu no cierra la puerta de su casa. Piensa que si alguien
quiere entrar, es muy fácil romper una puerta o una ventana, así que, no se
toma la molestia. Pero a su mujer sí que le gusta cerrar la puerta de casa.
Alquiló una casa de más de un siglo a la que
no le faltan encantos pero sí comodidades. A mí, personalmente, la vida por el
suelo me parece deslomante: tanto de rodillas, como de cuclillas, como con las
piernas cruzadas... con la espalda curvada… cuatro horas así, es ya una tortura. Con lo bien que se
está sentada en una silla, trabajando en una mesa. Él dice que está
acostumbrado y le resulta comodísimo,
pero, a los jóvenes japoneses, hoy en día, también les resulta incómodo. Tiene
una bañera de hierro en forma de cono, a la que para calentar el agua hay que
echar leña. Todo un currito. Y quiere poner un fregadero del Japón feudal en su
cocina pero, su mujer no lo ve nada claro el tema.
La cocina de sus sueños
Secando piezas
Katsu se ha montado un espacio de trabajo maravilloso en el
mismo Paraíso:
El taller
El laboratorio
Este fabulosísimo horno lo construyó él mismo. Una cocción tarda 24 horas. Hay que estar echando leña sin
pausa para que no baje la temperatura (1300 ºC). Hace falta toda la leña de la imagen.
Las tierras, el feldespato, los coge en la montaña y los
procesa él mismo. Va con el coche dando vueltas, y para aquí, mira allá, y hace
experimentos. Dice que puede comprar la arcilla, pero que entonces, sus
cerámicas se parecerán a las de todos los demás. De este modo, consigue acabados únicos.
hace no muchos años la vida de la gente era así, al menos las de mis abuelos.
ReplyDeleteTodos hospitales son extraños. Este esta formado por pabellones 12 o 16, no se, que están unidos bajo tierra por pasillos alicatados de arriba abajo en color blanco es un sitio retrofuturista. además han puesto unas proyecciones en las paredes de los túneles de enfermeras con enfermos que te siguen. Uno de los pabellones es para la ONU y es totalmente David Lynch.
ni tanto ni tan calvo. poder vivir con mucho menos, pero sin querer imitar la vida de hace siglos. alguna comodidad no está mal.
ReplyDeletepero bueno, que lo suyo es no tener que estar imitando continuamente el modo de vida americano. ahí me apunto. aunque cuesta mucho.