Provincia de Yunnan XXVII: Shangrila III

El templo del Gran Buda en Shangrila city.

El templo está en el distrito de Dukezong, la parte antigua de la ciudad. Este distrito tenía 1300 años de antigüedad, pero hubo un incendio en el 2014 -que duró más de diez horas- y se fue todo al carajo (250 casas).
En mi itinerario también estaba Weishan, pero por temor a perder un día y que no me diera tiempo a ver Yubeng, no fui. Pues bien, la torre de Weishan ya no existe: un incendio en enero de 2015. Casi llego a verlo. Y cualquier día, habrá un incendio en mi propio edificio si mis vecinos siguen quemando cajas de cartón junto al ascensor.

 Desayuno contundente en la heladora Shangrila.

Nunca había estado en ninguna parte en China que estuviera tan despoblada. Es genial. Bueno, sí, en la provincia de Qinghai -que es meseta tibetana también- no había tanta gente como de costumbre.

Un cerdo en la ciudad buscando comida entre la basura. Este no era un cerdito guapo, como los otros.

Un taller que manufactura edredones. Había visto en otras zonas cómo hacían los de relleno de seda. Estos están rellenos de pura lana. La prensan mucho, y resultan unos edredones un poco rígidos, muy pesados y muy calientes. Ideales para vivir sin calefacción en Shangrila. Con un edredón normal no te levantas vivo allí.

Lo de abajo no es un centro chamánico, no. Es un restaurante en el que sirven carne de yak.

Mi vuelo sale temprano. En Shangrila en diciembre no amanece hasta las 7. Me levanto antes de que amanezca para llegar al aeropuerto bien. ¡Sorpresa! ¡No hay luz! Un apagón en la ciudad. Por suerte, medio hice la maleta el día anterior. No hay luz, significa: no hay agua caliente. Qué mala leche hago. Durmiendo en una nevera y que no te puedas dar ni una ducha caliente para ir como una persona normal al aeropuerto y tener un viaje agradable. Metí las cosas en la maleta alumbrando con la luz del móvil.
¡En el aeropuerto no había calefacción! Es la primera vez que veo algo así. Los que trabajaban dentro de aquella gran nevera iban con anorak. Yo también, pero al rato de estar allí sentada estaba como un cubito.
A pesar del frío, este fue uno de los viajes más bonitos que he hecho en China.