La Rioja, como saben, es muy pequeña. Se divide en Rioja Alta y Rioja Baja. O sea,
zona verde y secarral, pueblos que se dejan ver y pueblos horripilantes. Lo
bonito, ocupa la mitad, o quizá, un tercio de la totalidad; se acaba enseguida.
Cualquier día piden la independencia para auto gobernarse y separarse de la
callosa Rioja Baja.
Ná, era un chiste.
La zona
de Ezcaray es bonita, pero es tan turística, pero tan turística. Hay pistas de
esquí, y donde se esquía es como donde hay playa: todo apartamentos, suvenires, chiringuitos... Uf. Todos los riojanos quieren una casita en Ezcaray como los catalanes quieren una casita en la Garrotxa, para que me entiendan.
Me
encontré semejante caserón, en una zona cara de La Rioja, en un pueblo que desconocía; era más grande de lo
que buscaba. Pero el hecho de no tener ventanas, ni tejado, ni muros
interiores, ni agua, ni luz, ni muebles... me animó, haciéndome pensar que quizá pudiera permitírmela.
Simplemente, unas buenas piedras, un solar. Ponía no sé qué retahíla de "Jesús" en la puerta, y pensé:
un edificio que pertenece a la Iglesia. Pregunté a una señora que fregaba la
calle. Me dijo: "Es de fulanito.
¿Cómo? ¿No lo conoces? No puede ser. Vive allá". Me dirigí a su casa. Era una casa
muy, muy, muy fea, pretenciosa, kitsch. Llamé
al timbre y salió él mismo a recibirme. Le pregunté si vendía la casa sin tejado. Se quedó
boquiabierto y me miró varias veces de arriba abajo. Le parecí una pobretona. ¡Y
a mí su palacete kitsch muy feo! ¿De qué sirve el dinero si no sabes vivir en un sitio
bonito? Cuando salió de su aturdimiento me preguntó si quería ver la casa sin tejado por dentro.
Le dije que sí. Me informó: "Esta
casa era de una señora rica del pueblo. Cuando envejeció, la Iglesia la engañó y
se la quedó por dos monedas. Luego, me la vendieron a mí por una cuantiosa
suma". Continúa: "En el
sótano hay un spa". "¿Un spa? ¿Se refiere a aguas
subterráneas?". "No, hay un spa completamente acabado".
Cuando
entré, me percaté de que era una enormidad. Habían edificado un duplicado en la
parte de atrás, con una superficie de 2000 metros cuadrados. Y aunque desde
fuera parecía una ruina, estaban bastante avanzadas las obras. Iba a ser un
hotel, con cuarenta habitaciones. Fuimos al sótano, y había un garaje
completamente acabado, así como un spa con las piscinas llenas de agua, un gimnasio con sus máquinas, vestuarios. Todo feo, pero
todo nuevo.
Me dijo
que podía hacer la obra poco a poco. Y yo le dije que no era en absoluto lo que
andaba buscando y que la vida es demasiado corta para hacer las cosas poco a poco. Y
entonces, allí en el subterráneo, me suelta que le habían diagnosticado un
cáncer y se había acabado todo para él. ¡Glups! Qué inoportuno mi comentario. Me
dijo que hasta la fecha había invertido seis millones de euros...¡Cielos! ¡Y ni
siquiera tenía tejado! Pero que si me interesara me lo podía dejar por la mitad
de lo que se había gastado y zanjar el tema. Le deseé suerte y me despedí.
la virgen de rute. pero qué casoplón. ahora, que eso para acabarlo necesita vida y media. quite quite. algo más sencillito.
ReplyDelete