Finalmente, voy camino de Yading, la tierra soñada. Desde que vi fotos de Yading aquí, estaba emperrada con ir a este sitio, y estaba a punto de conseguirlo después de cuatro días de viaje.
No recuerdo a cuánto estaba de Daocheng, quizá de hora y media a tres horas en coche. Un viaje agradable, pero no espectacular, como el trayecto Kangding-Litang.
El conductor me deja en un sitio donde hay que comprar un
ticket y se marcha. Ni idea de dónde estoy. Yo pensaba que tal y como había
leído en internet, Yading era un pueblo, lleno de lugares en los que alojarse,
con guías y un abanico extenso de posibilidades para abordar las montañas. Pues
bien, tengo un ticket para ir no sé a dónde. Llega un autobús lleno de chinos.
No consigo hacerme entender. No sé a dónde va el bus, lo mismo va de vuelta a
Daocheng. Llamo a Marta -mi salvadora- pero no coge el teléfono. Al final, sale
una china de la nada que habla algo de inglés y me dice: "Sube al bus". Pues, subo al bus. Va montaña arriba. Un
viaje largo. De pronto el bus para, el conductor que es muy rudo -debe estar
acostumbrado a lidiar con turistas chinos indomables- me dice: "Tú te bajas y te registras en este
hotel". A sus órdenes. Hago lo que dice, y dos chinos más también. Los
otros se quedan en el bus. Y añade: "Y
como no te des prisa te quedas aquí". Los tres que bajamos a la
carrera, cogemos una habitación. Es super caro y parece una pocilga, es una
pocilga. Dejo la maleta y me monto en el bus. Seguimos por la carretera.
Seis o siete chinos bajan del bus en otro hotel y se
quedan allí.Nos llevan a un mirador desde el que se ve una montaña bellísima.
Seguimos el trayecto. No sé a dónde voy en ese autobús. Sólo sé que no he desayunado, no he comido, sólo me queda medio botellín de agua, y me pregunto si vamos directamente a la montaña, porque es muy tarde (la una y media) y ni siquiera me ha dado tiempo a cambiarme de calzado. Además, me doy cuenta de que con las prisas no he cogido una tarjeta del hotel donde he dejado la maleta, y no sé cómo voy a volver. Marta la salvadora llama. Le paso el teléfono a unos chinos que están al lado. Y flipen, lo que le dicen: “No te preocupes. Nosotros también somos turistas. No sabemos a dónde vamos. Ni idea de si nos llevan a comer o a hacer alpinismo, pero lo pasaremos bien”.
bueno y que pasa??? vaya intriga tia!
ReplyDeleteJajajaja! Deseosa estoy de leer la continuación.
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