La ciudad antigua de Luoyang mola, porque es antigua de verdad. Está dejada y el gobierno quiere tirarla y hacerla nueva, como la puerta de entrada. A los chinos no les gustan las piedras viejas, supongo que los tiempos de miseria china están bastante presentes, y les traen malos recuerdos. Llegará el día en el que se arrepientan de lo que han hecho, ni que sea, por motivos económicos.
Marta dijo que los vecinos estaban protestando para que no les tiraran sus casas.
Vendedor orgulloso da la cara.
Las banderillas de espino con nueces dentro (las quintas por la izquierda) y caramelo por fuera me enloquecen.
Me compré unos pinceles de caerse la baba a chorros en una de estas tiendas.
Antes pensaba que el deseo de privacidad era algo inherente al ser humano. Pues no, mucha gente en el mundo vive como en un escaparate, y lo llevan bien. Holandeses, chinos, tailandeses... Les importa un pimiento que los veas en desabille trajinando por casa con todo echo un asco. No sé quién dijo que lo de las cortinas y el que no te vean los vecinos, es una cosa cristiana que va ligada al sentimiento de culpa.
¡Cómo son los chinos! Ahí en la tiendita más de doce horas para venderle un yuan de lo que sea a cualquiera que pueda pasar.
Que cholas las fotos!
ReplyDeleteCholas? Que soy, sudamericana? Puto corrector del iPad, jajaja
ReplyDeleteSí, echale la culpa al Ipad chola! Todos sabemos lo mal que hablas Marta y te aceptamos asín.
DeleteSe os va la chola!!! a las 2!!
ReplyDelete