Friday, November 14, 2014

Trueno

A Trueno lo compré un día de tormenta torrencial de agosto. Cantaba como un loco, lo cual, me ha debido traer una suerte inconmensurable, según la creencia popular china. Desde que ha empezado el frío casi no canta, y no sabe cómo se lo agradezco. Porque, lo guardaba por las noches en un armario de la cocina (a oscuras se supone que cantan menos), con la puerta de la cocina cerrada, y la de mi dormitorio también, y me despertaba. Que por qué tengo un grillo entonces se preguntarán, ni yo misma lo sé, pero no puedo evitarlo. No uno, sino varios. Primero fue Pepito, luego, Pepito II, después Capitán, y Capitán II, y Capitán III. Y ahora Trueno. Los grillos más grandes dicen que viven cuatro meses, pero Capitán I vivió nueve meses. Al final, estaba hecho polvo el hombre. Se le habían roto todas las patas de caerse de las alturas de su jaula. Daba penica. Y lo solté a vivir en un arbolito que tenía en la terraza. Se tiró al suelo, más de un metro de altura. Y lo puse otra vez en el árbol, me parecía un hogar encantador para un grillo. Pues volvió a lanzarse al vacío. Y esa vez, Rayito lo encontró, y de un sólo bocado le arrancó la cabeza y se la comió.
No importa las veces que haya ido al mercado. Siempre lo paso bien. Tengo las mismas aficiones que los abuelos chinos, y me gustan las mismas sopas y arroces pastosos que a las abuelas. Sólo me queda ir el domingo a bailar al parque  por la noche.
 Aquí vivía Trueno
La pasión por los grillos afecta principalmente al sector masculino que ha pasado los 50... y a mí.
Los seres más perfectos del Universo... y viven en jaulas.
Este abuelo chino y yo flipamos con lo mismo.

1 comment:

  1. Que entretenido es el mercado de plantas y animales! En Suzhou también hay uno, pero sólo he ido una vez. A mirar, comprar no compr nada.

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