Corea: La isla Jeju IX: La cocina coreana

La cocina coreana es muy rica, pero se ponen de ajos, chiles y cebollas... que no es normal. A ver, a mí me gusta mucho el picante, el rinoceronte y todo lo que me pongan en la mesa, pero es que, no dan tregua al paladar. Corea es un vivir en llamas. Sin duda, debe ser para entrar en calor.

Sin ir más lejos, aquí abajo uno de los platos de orgullo nacional: la barbacoa coreana. Después de esto, se te queda el aparato digestivo como si lo hubieran fumigado, o hecho una limpieza de las de antes con cal y salfuman. Dice la wikipedia: “El kimchi estimula el apetito y limpia los intestinos con su contenido en ácido láctico. Incluye la bacteria Lactobacillus kimchii. Investigaciones recientes han establecido que el kimchi contiene una gran cantidad de vitamina C y carotenos, así como también proteínas, carbohidratos, calcio, y vitaminas A, B1 y B2.” Pues eso, hacen la carne en el fuego con pimentón de ese coreano a saco, cebollas, ajos… Bueno, rico, picante. Pero es que, todas las tapas que había para acompañar eran: kimchi (la col fermentada con, de nuevo: ajos, pimentón y cebollas), rábanos picantes, chiles, cebollas, ajos crudos, dos tipos de salsas picantes…Cada barbacoa parecía decir: “Y bien, a continuación usted verá toda la variedad de cebollas, ajos y chiles que cultivamos en nuestro país: Disfrute… si puede”.

Aquí otra barbacoa menos usual, de anguila, pero igual de picante. La anguila me gusta cómo la hacen los japoneses y los filipinos – guisada en leche de coco-, pero en barbacoa, no vale mucho, a mi parecer.

Y las tapas que acompañaban la barbacoa: una sopa picante de jengibre, tofu con salsa picante, ensalada con cebolla y salsa picante:

Estas cazuelitas de sopa picante que salen a la mesa hirviendo me chiflan. Una de frutos del mar:

Y sus tapas: encurtidos, pescadito frito, brócoli, kimchi y rábano en vinagreta:

Otra casuelita... Esta vez de ternera y noodles de soja:

Por un lado, los coreanos tienen platos de mucho sabor, y luego, para contrastar, otros que no saben a nada.

Los noodles de Jeju son famosos -dicen las guías de viaje-, por lo menos en Jeju, pero a mí me parecen bastante mediocres, son blandos e insípidos. Aquí una sopa de verduras:

Y esta sopa tan bonita, era aquella que a lo que más sabía era a agua caliente, en aquel restaurante al que entró un señor que olía a mierda humana:

Esto es de cuando fuimos al buffet de las cosas del mar con Kim y Karen. Lo bueno fue que probamos muchas cosas, pero sólo algunas eran realmente ricas:

Un arroz caldoso de turban Shell (no sé cómo se llaman en español) o turbo cornutus, vamos, unos caracoles marinos. Arroz caldoso y mocoso, no estaba malo pero empalagaba bastante:

Los caracoles con los que hicieron el arroz:

 Y, cómo no, las tapas que acompañaban al arroz:

Esto era un restaurante cochambroso en un mercado. Como había cola, y no era la hora de comer, yo también me puse a la cola para ver qué maravilla ofrecían:

 

La clave del éxito creo que se basaba en que te daban de comer algo por dos euros que te quitaba el hambre para el resto del día. Y ojo, malo no estaba. Consistía en unos cilindros de arroz glutinoso, empanadillas rellenas de noodles de soja, tofu y hasta un huevo duro, en una salsa roja espesa superpicante, por supuesto.