Sunday, December 2, 2012

El fin de semana con E: 1ª parte

Jo, mañana lunes otra vez. Tuve que trabajar el sábado, por segunda vez este año académico, por un tema de arte-caridad… Y mejor no sigo, que cada vez que lo recuerdo, agggghhhfff.
Vino una estudiante chino-americana que necesitaba horas de voluntariado. Se gradúa este año. Le pregunté cuáles son sus planes para el futuro inmediato, y ¡arrea lo que me contestó! Quiere ingresar en el ejército americano un año antes de ir a la Universidad. ¡Santa Bárbara bendita, qué cosas se le ocurren a la gente! Le dije que si sabía que allí no tratan muy bien a las chicas (por no ser más explícita, dado el contexto). Y me contestó que sí, pero que le da igual. Entonces, le pregunté por sus motivos, ¿es que quiere matar a alguien para saber cómo es la sangre, o qué espera de semejante experiencia? A lo que me respondió: “Quiero hacer algo por mi país”. Buah, pobre chica, le han lavado el cerebro. Imagínense ustedes: una chica joven, guapa, rica, buena estudiante, bilingüe chino-inglés, con un abanico de posibilidades inmenso que le oferta la vida… y su deseo es ingresar en el ejército americano. Toma castaña.
Mi fin de semana ha sido un clásico fin de semana shanghainés: comprar, comer, beber, ver a la gente a la que no ves entre semana porque viven demasiado lejos.
E me hizo un tour por su gimnasio. Me llevaba ofreciendo este tour desde hace meses y siempre había conseguido escaquearme, pero hoy, como estaba en el mismo edificio no he podido negarme. Su gimnasio le cuesta 6600 yuanes al año. Fue una gran oferta especial, un chollo  de 800 eurazos que no pudo resistir. Está en un hotel de 4 ó 5 estrellas. Pensaba que sería todo lujo y confort -por ese precio-, fabulosas instalaciones. Pero qué va, es un gimnasio miserable. Dos habitaciones: una con cuatro máquinas, la otra, enana, de yoga-aerobic. Si quieres que alguien te dé clase tienes que pagar más. Siempre me está intentando convencer de que me haga socia, ¡ni que hubiera perdido el juicio! Dice que lo que le gusta de su gimnasio es que no hay nadie, está él solo. Normal, ¡quién va a ir allí! Pero por el mismo precio se podía ir comprando las máquinas del gimnasio poco a poco y estar él sólo en su gimnasio particular. Estoy segura de que se ha hecho socio del gimnasio de un hotel para cazar a hombres de negocios maduros: su debilidad. Le he dicho, que con la pasta que le cuesta ir cada día, cuando vea uno que le guste, debe saltar a su cuello como un tigre. Se ruboriza, dice que sólo los mira, y que jamás hablaría con ellos. La verdad, es que, tiene que ser difícil entrarles, porque menudos señores hiperheterosexuales que ficha, como para encontrar las palabras…
Después hemos comido en el restaurante del hotel. E siempre me lleva a hoteles de 5 estrellas: a pasear, a tomar café, a comer, a sentarse en los sofás, a tocar la madera, la tapicería, a subir en los ascensores, a hacerse pasar por un posible cliente y preguntar el precio de una habitación ordinaria y de la suite, a subir al último piso y ver la vista. Como buen chino, le flipa el lujo. Al final, siempre suspira: ¡Ojala ésta fuera mi casa! ¡Tengo que ganar más y más dinero! A mí sólo me gusta ir a hoteles si son excepcionalmente bonitos, si no, es un rollo, y encima un café vale de 50 a 80 yuanes.
Aquí unas fotos de Rayito en su residencia de otoño 5 estrellas.

4 comments:

  1. un gimnasio cuartelero, una estudiante cuartelera, qué militar todo. trabajo fijo, visita a países exóticos, respeto de la plebe... ser militar tiene su qué. ahí está rayito, echo un marajá.

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  2. Rayito más que una residencia ***** parece que vive en una instalación artística.

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  3. rayito es un afortunado! quién fuera hamster y no tuviera que currar cada día...

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    1. Ni que lo digas. Yo si vuelvo a nacer quiero ser un conejo.

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