La bajada fue muy fácil. Había piedras con inscripciones tibetanas por todos los lados. Algunas eran muy bonitas. Me emperré en que quería una para hacerme una mesa de té. Pero, en general, eran todas muy grandes, muy pesadas. ¿A dónde iba yo con una losa por los clavos de Cristo? Vi una pequeña, muy bonita, la quería. Pero ya saben, esa gente, las ha puesto ahí con todo un propósito, con sus creencias, y era feo ser "la turista arrampla con todo". Le pregunté a una vieja que me encontré abajo cómo podía conseguir una, y la sola idea que me fuera a llevar una piedra que se había usado en un ritual religioso le ponía los pelos de punta. Así que me quité la tonta idea de la cabeza.
De ahí me fui a buscar no sé bien qué lugar del que decían salía agua bendita. Y como era en plano, empecé a caminar y a caminar, hasta que me dije: "Pero, ¿a dónde voy si estoy molida?".
Yading me gustaba muchísimo y tenía un vuelo para salir del área Daocheng en cuatro días. Demasiados días. En el hostal se estaba mal y yo seguía perdiendo ríos de sangre. Pensé que podía buscar un médico en Chengdu, y si la cosa mejoraba, quizá ir a Jiuzhaigou en el norte.
El dueño del hostal fue muy amable ayudándome a comprar un vuelo para el día siguiente desde Daocheng. Así que me monté en el autobús y bajé la montaña.
Llegué al mismo parking en el que me dejaron. Allí había
varios conductores. Para ir a Daocheng se tenía que llenar un coche, o pagar
todos los asientos. Me senté, y esperé tres horas dentro del coche. Sí. Tres. Hasta que más gente bajó de la montaña. Estaba aquel chaval
que conocí vomitando el día anterior. Seguía vomitando, y a decir verdad, era
bastante guapo. El viaje a Daocheng se me hizo muy corto.
Antes me ponia canciones para cualquier situación. si pasaba por tal plaza ponia su musica, total mi vida se convirtio en un musical y no paraba de llorar. ahora no pongo musica.
ReplyDeleteLas piedras muy bonitas.
Hasta vomitando era guapo? jajaja!
ReplyDeleteUna cosa no quita la otra.
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