Arriba el Teatro Kabukiza en el barrio de Ginza, supuestamente, el mejor sitio en Japón para ver Kabuki.
... ¿Por dónde iba? ¿Qué hice en Tokio? mmm.... Kabuki. Me interesan mucho todas las formas teatrales. Aunque no me entere, lo paso pipa. Ya ven.En realidad, quería ver Butoh, Bunraku, Kabuki y Noh. Pero las fechas me llevaron a ver sólamente Kabuki. En Tokio hay que planearlo todo con mucha antelación porque si no, no consigues hacer nada. Cada paso que das tiene su manual de instrucciones, su proceder; la improvisación no tiene cabida en este país. Las direcciones que me dieron para conseguir un ticket eran que tenía que estar en la taquilla 3 ó 4 horas antes de la representación. Pues si tengo que emplear un día en conseguir una entrada y ver una obra... ¡igual, ya no quiero!
Una respresentación de Kabuki dura unas 5 horas. Pero en la actualidad, nadie tiene tanto tiempo disponible para el ocio en Japón, así que, venden entradas para un solo acto también. Asistir a una representación al completo, vale una pequeña fortuna. Hacen una pausa para que te tomes el té y unas pastas. La gente viste su kimono.
Los billetes para los actos individuales, que duran entorno a una hora, son para el gallinero. Consigo un billete, pienso que no ha sido tan difícil. Subo arriba. Y hay unas cien personas haciendo cola. Los primeros llevan horas de pie allí. Estamos acordonados por una cinta, como si fuéramos fieras salvajes. Salen varios acomodadores. Se hace un silencio sepulcral. Nos echan una bronca flipante. A los extranjeros nos dan un papel sobre cómo nos tenemos que comportar que está traducido al inglés. Es más o menos, lo mismo que en cualquier teatro, sólo que, hacen mucho incapié, en que si te ven hacer una foto, ya sea con una cámara, con un teléfono, te lo van a quitar y no te lo van a devolver. Después del sermón, nos dejan entrar ordenadamente de uno en uno al recinto.
El teatro se acabó llenando. Hacían falta catalejos a esa distancia. No se aprecia en la fotografía, pero los telones eran unas delicadas pinturas.
El Kabuki empieza en el siglo XVII. La idea del Kabuki, es la del teatro en general: salir de la realidad.
Aquí unas fotos robadas de internet, para que se hagan una idea del acartonamiento:
El acto que vi -elegido al azar- estaba ambientado en tiempos remotos. He aquí lo que yo comprendí: Un señor y dos señoras impecablemente ataviados en un interior. El señor desembala primorosamente un plato verde y lo admira largo rato; luego, otro, y otro, y otro, y otro. Cinco platos verdes en total. Los vuelve a cubrir con un paño y guardar cuidadosamente. Sale de escena. Una de las tías, cuando se queda sola, coge un plato, lo hace añicos a propósito, sabiendo lo valioso que es para él, y llora desconsoladamente. Vuelve el señor a casa. La tipa está aterrorizada. El señor se da cuenta de lo sucedido, y se caga en todos sus muertos durante lo menos media hora. Mira los otros cuatro platos, están intactos. Pero parece que se ha roto el juego, ya no están los cinco. Y él mismo va a romperlos uno a uno, no sin gran dolor.
Lo pasé muy bien. Una forma teatral de gran impacto visual. Lástima que estaba tan lejos y que no entendía ni papa.
Afuera había unos carteles que no eran impresiones, sino pinturas, temperas, muy bonitos.
Aquí un vídeo sobre el Kabuki:
https://www.youtube.com/watch?v=67-bgSFJiKc
yo tengo curiosidad por el teato noh. pero oiga, la obra que ha descrito, merece la pena. simple. tengo cinco platos. me rompen uno. a la mierda todo. la vida.
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