Monday, January 5, 2015

Provincia de Yunnan VI: La montaña Cangshan

Dali está a los pies de la montaña Cangshan.  Hay un sendero fácil –una vez que has llegado a él- por el que se pueden hacer unos 20-25 km a pie y respirar de lo lindo.
Estas navidades he tenido la clara impresión de que los humanos somos el animal torpe de la naturaleza. No hay más que ver a las ardillas, ¡casi vuelan por los árboles!, qué agilidad. Yo no puedo subir así a los árboles. Las ardillas –hay muchísimas- casi no se asustan pese a que viven en China. Debe ser porque tienen comprobado que los humanos con sus movimientos lentos no pueden alcanzarlas.
Hay muchos otros animales en la montaña, sobre todo pájaros. Vi uno de los de abajo, el que parece un faisán de color azul con cola blanca (cuarta foto a la dcha)
Cuando vi el cartel de que había osos y leopardos aligeré el paso. No me encontré ni a una sola persona en 6 km (a los chinos les encanta el teleférico). Menudo festín que se podía haber pegado un oso conmigo. Tan fácil de atrapar.
Por allí en frente, se ve el caminito (arriba)
Después de varios kilómetros encontré un acceso al teleférico y conseguí subir al pico de la montaña.
Hacía muchísimo frío y viento, y costaba respirar. Pero era todo tan bonito. Me encantan las alturas. Creo que me gustan tanto porque es parecido a estar borracha, pero mejor. Se ve todo con una distancia, con una relatividad. ¡Qué majestuosas son las grandes montañas! No me extraña que en varias culturas se hayan asociado con lo sagrado. Son poderosas.
Al bajar a la ciudad me tocó en el teleférico con un tour de Chongqing. Yo no entiendo cómo los chinos viajan siempre en grupo, qué horror. Si además, ¡están en su país! Si me dices que te vas a Yemen o a Sudán… Pues igual interesa ir en un tour para salvar el pellejo, pero en Chinaaaaa….
Los de Chongqing me dijeron lo que dicen todos los chinos. Primero te preguntan de dónde eres, luego sonríen y te dicen: “¡Los toros!”. Sí, chinos, en España nos pasamos todo el día toreando. Así somos, por eso hay crisis, nadie trabaja, todo el día con el capote jugando con el toro: “Ay, que me ha dado una cornada. No pasa nada, voy a bailar un poco de flamenco y de la alegría ya ni siento el dolor”.
Entonces, saco mi rockomóvil, un Nokia que no es smartphone… Un teléfono que sólo sirve para hablar. Se hace un silencio, se quedan boquiabiertos… No pueden imaginar que aún exista gente en el mundo que viva sin un smartphone. Entonces, el chino más avispado me pregunta: “¿En España tenéis teleférico?”. Ja, ja, me troncho. ¿Para qué queremos teleférico si tenemos toros?
Estaba todo penosamente señalizado. Al bajar, el teleférico te suelta por ahí, y ya está. Ni una sola indicación de “por aquí puedes salir a la carretera” ni nada por el estilo. Sin embargo, empiezas a ver edificios cucos y ni un alma por la calle. No entendía nada, no había manera de atar cabos sobre cómo salir de allí. Era todo bastante alucinatorio. Hasta que caí en la cuenta de que estaba en los estudios cinematográficos de Dali. Este lugar es a China, como Hollywood a EEUU. Aquí es donde ruedan las películas, pero sobre todo, las telenovelas y series ambientadas en otros momentos históricos para la tele.
Como ya os dije, los restaurantes en Yunnan son de ir al frigo y expresar lo quieres. Es muy difícil. Yo quería una sopa, pero no una sopa de verdura sólo... con un caldo de carne y tofu, o con algo, vamos. Pues me hizo la misma verdura al wok y en sopa. Vaya fiesta.
Y luego encontré esta tienda. Si  no puedes tener una montaña en casa, al menos, ten la piedra más grande que entre por la puerta, o en su defecto, jarrón.





3 comments:

  1. yprh, no sé que me ha pasado que se me pasan las actualizaciones que hace sin que me aparezcan. o que no las veo yo. yo que sé. y casi me pierdo esas fotazas que ha puesto. me he reído mucho con lo de los toros. bueno, y con lo de la sopa y la verdura.

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  2. Me parto con tus aventuras, jaja. Pero tía, te vas sola a la montaña? Y si te pierdes por allí? Y si efectivamente aparece un oso??

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    1. Ja, ja, ¡mala hierba nunca muere!

      El otro día vi un docu de una sra de 70 años que vive sola en la taiga rusa, y ahora ya sé lo que hay que hacer cuando aparece un oso. Nunca echar a correr, ¡sino cantar alto y fuerte!

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