Le compré un botellín de agua a una señora que tenía una
tienda de ultramarinos (¿se puede decir eso de una tienda de este tipo en
China?) en frente de la pagoda Longtian. Con la emoción le dije: “Pero, ¡qué bonita es
la pagoda!”. Y me dijo –bueno no sé lo que me dijo, pero lo adiviné-: “¿Eso
bonito? ¡Pero si es muy vieja! Del siglo XIII”. Si fuera por los del pueblo la
tiraban y montaban un karaoke con luces de neón.
Una tienda de alcohol local: de flores, de bayas silvestres y vino de arroz. Olían muy bien, pero no estaban muy buenos. En esta provincia nada está bueno, a decir verdad. Lo que más tienen son cosas amargas: té amargo y numerosas verduras –mala hierba- de sabor ingrato.
La barbería también parecía de la dinastía Qing… por lo guarra y envejecida. O bien, podía haber sido el escenario de una de esas películas gore malas americanas. En estos sitios, el servicio completo es que un chino te mete un hierro oxidado en el oído para quitarte la cera. Qué confianza deben tener en el barbero: navaja sucia en el gaznate, y luego, utensilio punzante oxidado en el oído.
Me maravilla lo bien que apilan la leña. Parecían esculturas.
Una plantación de té. En no sé qué pueblo había un cartel dirigido a los agricultores que decía algo así: “No le eches venenos al té. Hagamos de esta provincia la mejor provincia del té, el orgullo de China”. Vi a un tipo fumigar o echar fertilizante al té, ¡puaj! El té no siempre se lava, sólo si se prepara en condiciones. ¿Me estaré envenenando?
Arrozales.
En los pueblos conviven casas antiguas y nuevas. Algunas
eran unas pedazo de casas, pero todas estaban en condición lamentable. Supongo
que no hay dinero para restaurarlas, o a nadie le interesa hacerlo. M y C me
contaron que estas casas pertenecieron a familias ricas en la Dinastía Qing,
pero durante la Revolución Cultural echaron a los ricos y se las cedieron a los
pobres. Y como eran pobres, y no eran sus casas en propiedad, nunca jamás las
arreglaron. En China, si te compras un piso o un terreno, es sólo tuyo durante
70 años -no será para tu hijo-, volverá a ser del Estado. Y en el interior aún, pero en Shanghái
los pisos valen una pastaza. Son mucho más caros que en España. Sin embargo,
los alquileres no están tan mal. Yo no entiendo nada. En cualquier caso, los
alquileres tienen una subida anual flipante.
Típico trabajo de chinos.
Si que es bonita la pagoda...
ReplyDeleteEl interior de las casas chinas adineradas da un miedito malrollete que ni las pelis de la luna pálida
Son super oscuras. Muros altos, ventanas minúsculas, y en el centro un agujero en el tejado a modo de tragaluz, con un patio. Y la que vimos en aquel pueblo, cerca de Pingyao, donde rodaron "La linterna roja" parecía una cárcel...
DeleteEsa foto sera la portada de nuestro proximo disco :D
ReplyDeleteMe encanta la palabra ultramarinos.