Monday, September 9, 2013

Loco país, locas costumbres I

Mucho se puede escribir sobre cómo es trabajar en China, pero sólo voy a contar lo divertido. Como de mi trabajo obviamente no puedo hablar, os voy a hablar del de los otros.
El Sr. X trabaja en una de tantas empresas chinas que necesitan a un extranjero: por el idioma, o por el punto de vista, o por los conocimientos, o por los contactos en el extranjero, o para dar imagen. Algunas de las particularidades chinas que nos chocan a los extranjeros por mucho tiempo que llevemos aquí son: el concepto premio-castigo y la obligación de hacer peña con los compañeros de trabajo. El ejemplo más claro de premio-castigo son las vacaciones. Cada vez que hay un día festivo por ahí suelto hacen puente, y luego te toca trabajar 7 días seguidos. Las vacaciones se recuperan. No sé qué es peor.

Al Sr. X le dice su empresa: “Ala, nos vamos todos (tanto si quieres como si no) a Tailandia a hacer team building. ¡Fiesta! ¡La empresa cubre con todos los gastos!”. La empresa cree que esto es un regalazo. De hecho, se gastan una pasta, pero, ¿quién quiere irse con su jefe y compañeros de trabajo a Phuket? Con lo feliz que harían a la gente con sólo un pequeño extra en su cuenta bancaria en vez de viajes forzosos. Cogen un vuelo un miércoles por la tarde nada más salir de trabajar. Aparecen el jueves en un hotel de cinco estrellas (Esto es muy chino. Como son tantos, hacen reservas para muchísima gente y consiguen buenas habitaciones de hotel tiradas de precio). Pero… hay que compartir habitación. Y no es para ahorrar, porque por la misma, podían haber buscado un hotel más barato y ofrecer a cada empleado su habitación. Hasta los jefes megapastosos de las compañías, en este tipo de viajes comparten habitación, porque es ‘divertido’, tan divertido para los chinos como ir de campamento y esas cosas. Y va y te toca con el chino ese de la oficina con el que no hablas nunca porque es un pan sin sal. Y además, te toca un baño de esos dentro de la habitación cuyos muros son de cristal, y puede ver tu silueta  y algo más, mientras cagas o te duchas. Y bueno, pasas a un nivel de intimidad con ese compañero de trabajo con el que querías seguir sin hablarte que no veas, convivencia a tope.

En esos viajes todo está programado, tienes actividades preparadas todo el tiempo. Y finalmente, no trabajas 8 horas sino 24, porque no te dejan sólo ni para rascarte la barriga. Llegan los tremendos banquetes de trabajo, las decenas de brindis. Y al Sr. X le dicen que lo tiene que pagar de su bolsillo, que pagan el hotel, el vuelo, pero no ‘la fiesta’. Y tiene que pagar unas comidas que no quiere, marisco que le da alergia, con gente que no quiere, cinco días seguidos.

Phuket, los chinos no saben qué hacer en un entorno natural espectacular, así que, se van al pueblo porque hay una tienda Apple a mirar portátiles. Dios mío, ¿quién en la Tierra se va a Phuket a mirar ordenadores? También se van a Starbucks a tomarse un café porque dudan de cualquier tipo de bebida local.

Las aventuras: dos compañeros de oficina alquilan una moto. Se estrellan contra un coche.  A él no le ha pasado nada, ella ha perdido la memoria, no recuerda quién es ni qué hace en Tailandia. El coche está hecho papilla. Aparece un policía echando pestes de los chinos. No les deja moverse hasta que paguen el coche que han roto. La que está amnésica sigue allí, nadie la lleva al hospital. Va el jefe chino a negociar. El policía dice que o le dan 1200 euros al conductor o les quita los pasaportes a todos y nadie vuelve a China. El jefe chino suelta la pasta. El policía le da 700 euros al conductor y él se mete en el bolsillo 500 euros. Delante de ellos. Sin despeinarse. Los chinos indignados con Tailandia, con lo honrado que es su país (o eso creen) y lo ladrones que son en Tailandia.

El Sr. X se ha quedado sin fin de semana, secuestrado por su empresa en Phuket, trabajando día sí, y día sí, y día sí, desde el lunes pasado. Entonces, empieza el castigo ‘por haberlo pasado bien’: Es la noche del lunes al martes, las 2 de la mañana, cogen un vuelo a Shanghái. Cuando llegan, sin dormir, tienen que ir directamente a la oficina a trabajar. Todos como zombies. Imagínense lo que se puede rendir un día así. Aquí no acaba el castigo. No sólo trabajan 13 días sin descanso, sino que, les anuncian: “Os vamos a quitar dos días de las vacaciones nacionales (que son sagradas) porque ya habéis tenido vacaciones en Tailandia”. Y les pasan un documento que deben firmar y estar de acuerdo (o buscar otro trabajo, claro).

4 comments:

  1. esa es buena. las vacaciones con la empresa. ni atado, le digo, ni atado. al final sales pringando por algo. en china y en torredonjimeno.

    ReplyDelete
  2. Justo la semana pasada me fui yo de viaje de empresa a Yunnan, jajaja. A ver si actualizo. Eso sí, no fue tan horrible como lo del sr. X. Nuestro "jefe" no fue (y de todas maneras yo no lo considero mi jefe, si es dos años más pequeño que yo!!) y los compañeros se portaron más o menos bien, menos por la noche en el hotel que daban muchas voces mientras jugaban a las cartas.

    ReplyDelete
  3. tengo un amigo que solo bebe en Starbucks y es además francés. Parece increíble.

    ReplyDelete
  4. Ah! a la mayoría de la gente le encantan esos viajes, si tienen paintball ya ni te cuento y que me dices de las cenas de Navidad con todo el mundo borracho.

    ReplyDelete