Thursday, November 17, 2016

Hermético

Antes

Qué lento, pero qué lento va todo. Fueron vacaciones y después fueron fiestas. Uno perdió un documento y el siguiente al que le pasó el duplicado, lo volvió a perder. Welcome to Spain...
Lo importante es, que las cosas "van", a paso de tortuga, pero van.
Esta semana los carpinteros han colocado algunas puertas. Estoy SUUPER CONTENTA. Las puertas viejas tenían cien años y ya no daban más de sí. Abrir el balcón y quedarte con toda la balconera en brazos, como un muerto. No aislaba el frío, y mucho menos el ruido. Me estaba volviendo loca del ruido. Y ya ven: solucionado.
Después

Antes
Balconera taponada con trastos. El antiguo dueño me dijo que el vecino entró una vez por esta puerta para "ver si había algo de valor con lo que arramplar". Ahora cierra, y entra luz, ¡yuju!
Después


Antes
En el dormitorio y en el estudio he puesto cristales acústicos, porque aunque es un pueblo muy pequeño, es muy ruidoso. Los coches, las voces, los niños, los bares... Los cristales acústicos son una pasada. Se nota MOGOLLÓN. Al fin y al cabo sólo vale un poco más. Si no fuera porque me esperan obras monumentales, los hubiera puesto todos acústicos.
Me empeñé en que quitaran el marco viejo en el estudio porque es poco luminoso y no quería perder más luz. Fue casi apocalíptico. Estaba incrustado en el muro, y parecía que iban a tirar la casa entera a golpes. 
Después
He ganado un montón de luz con las puertas blancas.

La demoníaca puerta del dormitorio que no cerraba de ninguna de las maneras...
Los carpinteros fueron muy simpáticos. Vinieron desde Teruel. Cobraban la mitad que los carpinteros de mi provincia. Además, me regalaron una garrafa de aceite de oliva de su pueblo, qué detalle.
Ahora mi vida es infinitamente mejor.
La casa ya no está en la ruidosa calle Mayor de un pueblo, ahora es un castillo ambulante ajeno al mundo exterior.

3 comments:

  1. ¡Viva! Sí que se nota un montón la diferencia en luminosidad.

    ReplyDelete
  2. una vida sin ruido. ahora igual se aburre.
    anda que contratar trabajadores foráneos... madre mía. la deben adorar en el pueblo.
    ahora imagino su casa como aquella isla de los viajes de gulliver que volaba...

    ReplyDelete
    Replies
    1. De aburrimiento nada. Ahora empieza la gran fiesta.
      Primero se lo ofrecí al carpintero del pueblo, que ya me había hecho alguna chapuza en casa. Pero no quiso. Creo que le caigo mal o algo. Se notaba que se le hacía cuesta arriba tener que relacionarse conmigo. Igual porque hablo, opino, regateo... Pero debe ser que es un raro, porque un viejito del pueblo me ha dicho que a él ya no le habla. Y parece una pelea de niños de primaria.
      Y los de la capital cobraban el doble que los de Teruel... El monis, es el monis.

      Delete