Hoy me he echado la
siesta. Me lo pedía el cuerpo. Una siesta de tres horas y media, ¡arrea! Y he
tenido varios sueños, aunque sólo recuerdo uno con todo detalle.
Había ido a hacer
la compra y la había dejado tirada en el pasillo, de pura pereza. Me decía a mí misma: en
el pasillo hace casi la misma temperatura que el frigo, ahí está bien. Ya han
pasado dos días, y me acuerdo que había comprado un cochinillo -¡un cochinillo!-
en la carnicería, y que, lo suyo sería guardarlo en condiciones en el frigo.
Voy a por las bolsas y de pronto, algo se mueve. ¡Está vivo! Pero, no parece un
cochinillo. Parece un ave rara, un ave tremebunda. Es como un pavo supergordo,
sin plumas. Parece fatigado, resucitado, ojeroso, vuelto a la vida después de
un trance. Mi hospitalidad sale a relucir y me digo: voy a darle de beber y de
comer. No sé qué come un bicho así. Abro el frigo y sólo veo una aceituna. Se
la doy; la devora. Bebe agua del grifo de mi mano. Se está
recuperando. De repente, le cambia la cabeza de pavo por una cabeza humana
reducida. Es una señora, de unos cincuenta-sesenta años. Tiene el cabello negro
organizado en un moño muy, muy alto, decorado con una pulsera de perlas. Qué
mala cara tiene, viene de ultratumba. Descolorida, arrugada, ojerosa. Me digo
para mis adentros: este bicho es muy siglo XIX. Empieza a hablar. Ufff, qué
bicho. ¡Pero qué bicho! Es un ave un poco deprimente, taciturna y cínica, apunta maneras nihilistas, pero salen sabias palabras de su boca de tanto en tanto.
Hay un tipo del
pueblo por ahí, le cuento lo que me ha pasado: he comprado un cochinillo y
lo que ha salido de la bolsa. Me aconseja que lo eche a la cazuela, también será
comestible. Le digo, que seré una hipócrita, pero yo compro animales muertos.
Una vez habiendo calmado su sed, su hambre y escuchado sus palabras, no me veo
capaz de liquidarla y mucho menos de comérmela. Entonces, el del pueblo me dice: "Es un 'Blablablablibli' -un nombre
en latín que se me olvida casi al segundo de que me lo haya dicho-, vamos, también conocida como 'Pajarraca'.
Un ave muy rara, contadas especies quedan en el mundo de este raro ejemplar".
Sale a la calle, y enseguida causa sensación entre los lugareños. No sé qué
hacer con el bicho. Le digo a mi
interlocutor: "Mira, yo me la
quedaba como mascota, me gustan los animales, y en esta casa hay sitio. Pero, a
ver, no es la mascota de mis sueños. A mí me gustan los conejos, animales
dulces, de pelo suave, silenciosos... Imagínese usted tener por mascota a un
bicho tan cínico, si bien, sabio...". El lugareño se encoge de
hombros, en plan: es tu problema, yo sólo
pasaba por aquí.
Y me he despertado.
He buscado en google "Pajarraca" para ilustrar esta entrada y la imagen
que he abierto es la mascota del Sónar del 2008. ¿Qué quiere decir mi sueño? ¿Es una
señal para que vaya este año al Sónar? El 2008 es el año en que me fui a China. Y en el vídeo de la pajarraca, los espectadores hablan en chino. ¿Acaso me está diciendo mi sueño 'a qué he vuelto a España'?
Vaya sueño más raro, jajaja. Y la foto es terrorífica...
ReplyDeletetela con el sueño, pero tela telita con la interpretación que hace, yprh. no lo piense, vaya al sónar.
ReplyDeleteobvio, esta en la España surrealista.
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