El fin de semana pasado fui a Jingdezhen ¡por tercera vez! Y
con motivo de la feria internacional de cerámica (sólo segunda vez). No pensaba
ir, porque no esperaba encontrar cosas radicalmente distintas a las del año
pasado, pero a ver, disfruto tanto… y alegrarse el ojo bien lo vale, ¿no creen?
Jingdezhen es un polvorín, es como el Beirut chino, con
muchas calles sin asfaltar, polvo cerámico flotando en la atmósfera, calles
enteras levantadas por obras… Pero es una especie de paraíso extraño, una
ciudad que me hace feliz, quizá sea por estar poblada por cientos de miles de
amantes de la cerámica, con infinidad de talleres, de mercados cerámicos, uno detrás de otro, en cada calle…
Abajo, foto de la cochina de un restaurante de esos con cuatro mesitas en la acera. Oigan, ¡y estaba lleno! ¿Será el saborcillo del glutamato lo que atrae a los clientes ciegos?
Qué pasote lo fea que es la ropa china... Es que, ni adrede. M dice que es porque en la época comunista todos llevaban el uniforme mao, y ahora es todo estampados por doquier, brilli brilli y mezclas imposibles de color... simplemente: porque puedo.
Estoy agotada, mañana sigo con la narración.
Estoy agotada, mañana sigo con la narración.
¿Salió con mucho retraso el avión? ¿Encontraste la feria?
ReplyDeleteLas cocinas de los restaurantes es mejor no mirarlas mucho. En mi restaurante barato favorito de Beijing mataban el pescado en el suelo. Bueno, todavía no me he muerto!
Lo de la ropa es un pasote, jajaja. ¿Y los zapatos? Alguna vez que me he querido comprar unos zapatos medio arreglados y todos tenían dorados, brillantes o mil historias. Al final tuve que ir al Marks&Spencer.
Dos horitas y media simplemente...
DeleteLa encontré fácil. Es el super evento de la ciudad, sólo con enseñarles el nombre feria en chino me entendieron sin problemas. Muchas gracias.
Que fort la cochina!!! sera la glutamerda...
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