El domingo me llevaron a ver un centro comercial. Ya sé que
suena fatal, pero en esta ciudad, este tipo de planes son naturales. Con todo
tipo de prejuicios fui a ver el llamado “Centro comercial del arte”; y oigan,
ni tan mal.
El K11 es un
experimento en Shanghái; hay otro en Hong Kong. La idea es integrar el arte en
un centro comercial de lujo. Es uno de esos que está lleno de tiendas de ropa
de marcas cuyo precio es inaccesible para la clase trabajadora. ¡Hay tantos en
Shanghái! Y siempre las tiendas están vacías, pero nunca van a pique. Y tiene
de particular, que entre medio hay arte prestado por las galerías más chingonas
de la ciudad. Una tienda de Vuitton,
una cafetería, una escultura. La planta baja es toda espacio expositivo.
Lo que me gustó fue la exposición de Michael Wolf, un
artista que fotografía la vida en las ciudades. Había dos fotos de la serie de Hong Kong (aquí abajo), cuyos hormigueros urbanos parecen pinturas abstractas.
Y esta cosi-cosa, collage de muñecos con fotos de los
trabajadores de las fábricas de juguetes en China, que no me interesó
especialmente, pero que era con lo que más posaban los visitantes a la
exposición.
Estas otras fotos las he encontrado en Google, sobre la vida en Tokio. Retratos de gente somnolienta aplastada en el metro de Tokio.
El K11 es más agradable de lo habitual: la música no molesta, hay áreas de descanso, han intentado hacer un espacio chulo, bastantes
cafeterías y restaurantes. Y, debe ser porque es nuevo, todavía no está que no
cabe un alfiler (lo normal un fin de semana en cualquier sitio de la
ciudad).
Hay zonas como ésta: el área de lectura. Aunque el área de
lectura verdadera es lo que se ve en las macro librerías en China. Donde los
chinos van un sábado por la tarde, se sientan en el suelo y no se van hasta que
se han acabado el libro. En este lounge
del K11 todo el mundo estaba como sus
smartphones, salvo un chino que
estaba con su ebook y parecía que le
habían pagado para estar allí de ejemplo.
Esto parecía una tienda más, pero lo que vendían eran clases
de cocina in situ. Que vas al centro
comercial, ya te has comprado un Chanel
y te aburres, pues entras allí y te enseñan a hacer algo a cambio de dinero: un
macaron parisien a juego con el Chanel.
Parecía que básicamente enseñaban a hacer postres de corte occidental, y todos
tenían mala pinta, tal y como hacen los chinos la repostería occidental:
mierdosa.
Esto era un restaurante que anuncia utiliza sólo verduras
ecológicas que no respiran el aire chino ni reciben la lluvia china. Las
cultivan en habitaciones de la ciudad.
(Nota: Qué nerviosa me ha puesto desde el principio de los tiempos que en Blogspot no se pueda controlar el espacio entre entre texto, fotos. De verdad. Nerviosa, nerviosa. Tenía que decirlo)
oiga, dígame (oiga dígame... anda que...) que la foto de los hormigueros humanos está trucada o algo. qué angustia... qué miedo. las fotos de los dormidos del metro me han gustado mucho.
ReplyDeletearte en centros comerciales de lujo. tenía que pasar.