Al final del día
ya tengo al sujeto, no estaba entre los sospechosos. Un buen chico, un japonés
de 16 años, voluntario hasta para poner la mano en el fuego.
Al día siguiente, cuando lo veo le pregunto por qué ha tirado por la ventana un pez que no es suyo. Y dice que no lo ha tirado, que lo guardó en su taquilla. Esto me deja aún más perpleja. Indago más. Dios mío, el niño rico japonés, robó un pescado ¡para comérselo! Un pescado de río contaminado, un pescado seco de lo más dudoso –que yo no me hubiera atrevido a probar, y eso que le muerdo hasta a la pata de la silla. Y se lo robó a la señora de la limpieza, siendo para ella seguramente una delicatesen que le iba a durar todo el verano. ¡Para comérselo! Si hubiera sido para hacer el gamberro lo entendería.
Al día siguiente, cuando lo veo le pregunto por qué ha tirado por la ventana un pez que no es suyo. Y dice que no lo ha tirado, que lo guardó en su taquilla. Esto me deja aún más perpleja. Indago más. Dios mío, el niño rico japonés, robó un pescado ¡para comérselo! Un pescado de río contaminado, un pescado seco de lo más dudoso –que yo no me hubiera atrevido a probar, y eso que le muerdo hasta a la pata de la silla. Y se lo robó a la señora de la limpieza, siendo para ella seguramente una delicatesen que le iba a durar todo el verano. ¡Para comérselo! Si hubiera sido para hacer el gamberro lo entendería.
Se lo devuelve,
le pide perdón. La señora de la limpieza lo mira con recelo. ¿Se lo comerá?
Faltan 3 semanas
para las vacaciones, no puedo más. Los chiquillos son agotadores. Esta mañana
cuando ha sonado el despertador quería que me tragara la cama. La semana que
viene es el desfile, se están quemando los motores de las máquinas de coser de
la caña que les dan, no acaban, no acaban. Algunos no acabarían ni en 3 meses
más. Y como no acaban, los tengo todo el día en clase, ya no van a las otras
clases, desde las 8 a las 4, sin pausa ni para comer, y me miran fatal cuando
les digo que me quiero ir a casa a las 4. Qué tiranos.
es que los japoneses, tanta contención y tanto miramiento, al final se les tiene que torcer por algún lado. lo pagó el pez como podía haber sido cualquier otra cosa.
ReplyDeleteigual cambio la foto del recibidor, mire lo que le digo.
pero no lo entiendo, es que no le dan de comer en su casa al niño japonés rico? no le dan dinero para comprarse todos los pescados secos que quiera? jajaja
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