El
Sr. X trabaja en una de tantas empresas chinas que necesitan a un extranjero:
por el idioma, o por el punto de vista, o por los conocimientos, o por los
contactos en el extranjero, o para dar imagen. Algunas
de las particularidades chinas que nos chocan a los extranjeros por mucho
tiempo que llevemos aquí son: el concepto premio-castigo y la obligación de
hacer peña con los compañeros de trabajo. El
ejemplo más claro de premio-castigo son las vacaciones. Cada vez que hay un día
festivo por ahí suelto hacen puente, y luego te toca trabajar 7 días seguidos. Las
vacaciones se recuperan. No sé qué es peor.
Al
Sr. X le dice su empresa: “Ala, nos vamos todos (tanto si quieres como si no) a
Tailandia a hacer ‘team building’. ¡Fiesta!
¡La empresa cubre con todos los gastos!”. La empresa cree que esto es un
regalazo. De hecho, se gastan una pasta, pero, ¿quién quiere irse con su jefe y
compañeros de trabajo a Phuket? Con lo feliz que harían a la gente con sólo un
pequeño extra en su cuenta bancaria en vez de viajes forzosos. Cogen un vuelo
un miércoles por la tarde nada más salir de trabajar. Aparecen el jueves en un
hotel de cinco estrellas (Esto es muy chino. Como son tantos, hacen reservas
para muchísima gente y consiguen buenas habitaciones de hotel tiradas de
precio). Pero… hay que compartir habitación. Y no es para ahorrar, porque por
la misma, podían haber buscado un hotel más barato y ofrecer a cada empleado su
habitación. Hasta los jefes megapastosos de las compañías, en este tipo de viajes
comparten habitación, porque es ‘divertido’, tan divertido para los chinos como
ir de campamento y esas cosas. Y va y te toca con el chino ese de la oficina
con el que no hablas nunca porque es un pan sin sal. Y además, te toca un baño
de esos dentro de la habitación cuyos muros son de cristal, y puede ver tu
silueta y algo más, mientras cagas o te
duchas. Y bueno, pasas a un nivel de intimidad con ese compañero de trabajo con
el que querías seguir sin hablarte que no veas, convivencia a tope.
En
esos viajes todo está programado, tienes actividades preparadas todo el tiempo.
Y finalmente, no trabajas 8 horas sino 24, porque no te dejan sólo ni para
rascarte la barriga. Llegan los tremendos banquetes de trabajo, las decenas de
brindis. Y al Sr. X le dicen que lo tiene que pagar de su bolsillo, que pagan
el hotel, el vuelo, pero no ‘la fiesta’. Y tiene que pagar unas comidas que no
quiere, marisco que le da alergia, con gente que no quiere, cinco días
seguidos.
Phuket,
los chinos no saben qué hacer en un entorno natural espectacular, así que, se
van al pueblo porque hay una tienda Apple
a mirar portátiles. Dios mío, ¿quién en la Tierra se va a Phuket a mirar
ordenadores? También se van a Starbucks
a tomarse un café porque dudan de cualquier tipo de bebida local.
Las
aventuras: dos compañeros de oficina alquilan una moto. Se estrellan contra un
coche. A él no le ha pasado nada, ella
ha perdido la memoria, no recuerda quién es ni qué hace en Tailandia. El coche
está hecho papilla. Aparece un policía echando pestes de los chinos. No les
deja moverse hasta que paguen el coche que han roto. La que está amnésica sigue
allí, nadie la lleva al hospital. Va el jefe chino a negociar. El policía dice
que o le dan 1200 euros al conductor o les quita los pasaportes a todos y nadie
vuelve a China. El jefe chino suelta la pasta. El policía le da 700 euros al
conductor y él se mete en el bolsillo 500 euros. Delante de ellos. Sin despeinarse.
Los chinos indignados con Tailandia, con lo honrado que es su país (o eso
creen) y lo ladrones que son en Tailandia.
El
Sr. X se ha quedado sin fin de semana, secuestrado por su empresa en Phuket,
trabajando día sí, y día sí, y día sí, desde el lunes pasado. Entonces,
empieza el castigo ‘por haberlo pasado bien’: Es la noche del lunes al martes,
las 2 de la mañana, cogen un vuelo a Shanghái. Cuando llegan, sin dormir,
tienen que ir directamente a la oficina a trabajar. Todos como zombies. Imagínense
lo que se puede rendir un día así. Aquí no acaba el castigo. No sólo trabajan
13 días sin descanso, sino que, les anuncian: “Os vamos a quitar dos días de
las vacaciones nacionales (que son sagradas) porque ya habéis tenido vacaciones
en Tailandia”. Y les pasan un documento que deben firmar y estar de acuerdo (o
buscar otro trabajo, claro).
esa es buena. las vacaciones con la empresa. ni atado, le digo, ni atado. al final sales pringando por algo. en china y en torredonjimeno.
ReplyDeleteJusto la semana pasada me fui yo de viaje de empresa a Yunnan, jajaja. A ver si actualizo. Eso sí, no fue tan horrible como lo del sr. X. Nuestro "jefe" no fue (y de todas maneras yo no lo considero mi jefe, si es dos años más pequeño que yo!!) y los compañeros se portaron más o menos bien, menos por la noche en el hotel que daban muchas voces mientras jugaban a las cartas.
ReplyDeletetengo un amigo que solo bebe en Starbucks y es además francés. Parece increíble.
ReplyDeleteAh! a la mayoría de la gente le encantan esos viajes, si tienen paintball ya ni te cuento y que me dices de las cenas de Navidad con todo el mundo borracho.
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