Llegamos a eso de las 3 de la tarde y nos íbamos al día siguiente temprano. Nada más llegar lo primero que hicimos fue parar en una tienda de suvenires. Era una tienda horrenda, algo así como un todo a cien de temática rusa, pero en vez de a cien, a millón. Jo, y que no nos íbamos. Algunos compraban, los demás esperábamos. Y que no nos íbamos. ¿Es que no había nada más que ver en Manzhouli? Estuvimos en aquella tienda 50 minutos de reloj. Le dije a la guía: “¿Qué? ¿Cómo va eso?”. Al salir, todos los que habían comprado algo le tenían que dar el recibo a uno de los dependientes que estaba a la salida. Entonces la guía me dijo: “Fuera, fuera, vete al autobús”. O sea: déjame hacer mis asuntos sucios. No me lo puedo creer. La agencia de viajes sacando comisión de lo que sus clientes habían comprado en la tienda mega cara-gancho. Cuando se lo comenté a E después de las vacaciones, me dijo que es muy normal, es una manera de hacer más rentable el negocio. Qué cara más dura.
De allí, nos llevaron a la frontera y pasamos a Rusia. Lo que no me dijo la guía es que no teníamos que separarnos. En general, evitaba comunicarse con nosotras, en parte, porque le habíamos salido rebeldes, en parte, porque no la entendía. Me hablaba a toda velocidad, con su acento extraño, con lo poco que capisco el chino… Y si no me enteraba a la primera se ponía nerviosa y me lo repetía otra vez mucho más deprisa y gritando.
El caso es que cruzamos la frontera, mares de chinos cruzando la frontera. Al otro lado había una avioneta y un vagón de tren. Empiezan todos a posar delante de uno y de otro, solos, en grupo, parecía que les fuera a llevar el resto del día el reportaje. Entonces, nos adelantamos por nuestra cuenta. Había una calle, y en esa calle más tiendas, idénticas a la primera tienda en la que habíamos estado. Que si horrorosas muñecas rusas, que si catalejos, que si barajas porno, que si cosas kitsch que brillaban tanto que te dejaban ciega… Nada, unos pasitos más allá… Nos asomamos a otro edificio, es la policía. Salen dos policías enormes con cara de pocos amigos. Qué hacemos en Rusia si no tenemos un rostro chino, nos preguntan. Dicen que salgamos de Rusia. Pero, ¿cómo? Esto es un atropello. Le explico que vamos en el tour del Infierno. Jo, y no vemos a nadie del tour, ¿dónde se han metido? Ni rastro de ellos. Le marco el número de la agencia. Habla con ellos. Nada, nos acompañan hasta la puerta. Creo que estuvimos en Rusia 15 minutos.
Esto era un parque. ¿A que no os imagináis lo que había
dentro de las muñecas? La respuesta abajo.
...Dentro de las muñecas rusas había... ¡más tiendas de suvenires!
con el tour del infierno se puede entrar en rusia sin visado? o solo al parque tematico en tierra de nadie?
ReplyDeletecuando vuelva y tenga mas concreto lo de la semana de octubre hablamos!
Los chinos por lo visto sí. Yo antes, había preguntado a la embajada, y me dijeron que hasta para pasar un sólo día en Rusia a un español le hace falta visado. El tour del infierno tenía toda la pinta de no haber llevado a extranjeros nunca. Y ni siquiera sabíamos que íbamos a Rusia.
DeleteWow, impresionante lo que cuentas, cómo me gustaría poder vivirlo....
ReplyDeleteque surrealista es todo y eso que vivo en la ciudad de La Sagrada Familia
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