El domingo llega mi visita y la semana que viene ya me voy,
qué ganas tengo de salir de Shanghái y que me dé el fresco.
Iba a hacer tantas, pero tantas cosas este verano, y el caso
es, que estoy supervaga. Mis días se reducen a jugar con mis mascotas, echar
largas siestas sin mirar el reloj, ver películas en el sofá con Venus y hacer
viajes a la nevera. A veces salgo de casa, pero ahí fuera hace mucho calor. Quedo
con alguien, y por el camino me gasto una fortuna en un vestido de estos que
vaya usted a saber cuándo me voy a poner. O ir al gimnasio; hacía meses que no
lo pisaba. No estoy segura de que sirva para algo o para mucho ir al gimnasio,
y aburrido es un rato. A ver, parece que se está más flexible, chirrían menos
las articulaciones, pero ya me he dado cuenta –me ha costado- que no voy a ser
nunca como las que salen en las revistas. Antes pensaba que igual sí, y que eso
podía suceder yendo al gimnasio, pero no nos engañemos, eso es un cuento chino.
O se nace top model o no se nace. Me
leía las entrevistas: “¿Cuál es tu secreto?” “Yo bebo mucha agua y duermo bien”.
Pues yo también bebo mucha agua y duermo, cómo duermo, como un lirón.
El otro día compré los vuelos internos para mis vacaciones
chinas. Tal y como esperaba, fue un quebradero de cabeza. Por un lado, para
comprar en internet hace falta una tarjeta con un código secreto, es una
tarjeta que sólo algunos bancos te dan. Pensé en abrirme una cuenta en uno de
esos bancos. Pero me dije, va, vamos a pagar con la visa y ya está. Pero la
visa, tenía 30 euros de gastos. A parte de pagar en euros (los yuanes que
cambié a euros, volverlos a cambiar a yuanes cuando más caros están). De todos
modos el problema nº1 que tengo al comprar un vuelo chino es que no puedo
escribir mi nombre tal y como aparece en el pasaporte, porque no hay web china
que permita teclear 29 caracteres. He hecho mis truquis para comprar vuelos
hasta ahora, como escribir la inicial de mi nombre y luego el apellido, o el
nombre y cortar el apellido. Pero esto
es un problema cuando vas al aeropuerto. La persona que está en el checking me va a decir que el nombre del
billete y del pasaporte no es el mismo. Entonces, te aparcan a un lado. Viene
un policía, luego, viene otro más, y otro más. Al final, un corro de policías,
y después de hacerte pasar mal rato, esperar media hora, te dejan subir al
avión. Entonces, el otro día me dije, esto no me va a volver a pasar, me voy a
la oficina de la aerolínea que me interese y que se apañen con mi nombre como
puedan.
Juneyao airlines
es la aerolínea que vuela a Hailar. La oficina está no demasiado lejos de mi
casa, en las afueras del aeropuerto de Hongqiao, en unas calles desérticas,
llenas de naves industriales. Cojo un taxi. La oficina no está en la dirección
en la que la página web dice que está. En la misma calle, en otro número, hay
un rótulo gigante de la aerolínea y detrás un solar vacío. Bien. Por suerte he
cogido el teléfono de la aerolínea. Llama el taxista por mí. Increíble pero
cierto: La telefonista de Juneyao
airlines, no tiene la menor idea de dónde está la oficina física en Shanghái.
El taxista se lo curra, empieza a preguntar por aquí y por allá. Al final,
alguien le dice que se han mudado a no sé dónde. Unos 10 minutos después
llegamos al edificio, un edificio fantasma. Un policía me guía por todas las plantas
intentando encontrar la oficina. No hay nadie, ni una sola persona. Paso miedo.
Unos quince minutos después de la gira por el edificio volvemos al primer piso,
junto a la entrada, estaba ahí. ¿Y él no lo sabía? ¡Venga ya!
Se sorprenden de que alguien entre a su oficina. Ya sé, que la
mayoría de la gente compra los vuelos en internet, pero una oficina abierta al
público es para recibir, ¿o no? Bueno, ya estoy en ello. Cuando va a meter mi
nombre en el ordenador, se encuentra con el mismo problema que yo. Llama al jefe.
El jefe llama a otro jefe.”Pero a ver, ¿cuál es el nombre de verdad, el
importante? ¿Todo esto no puede ser tu nombre?”. Al final, hacen lo mismo que
hago yo, escriben la inicial del nombre, seguido, el apellido. Bueno, lo estoy
consiguiendo. Saco la tarjeta china para pagar, con la que se puede pagar en
todos los sitios. “Ay, ¿no tendrás metálico?”. ¡Cómo voy a llevar encima el
dinero de cuatro vuelos! “Uy, pues es que no nos funciona bien el cacharro de cobrar
con tarjeta, vete a Xuhui (a 40 min en taxi de allí) a pagar”. Le dije que, o
me cobraba con tarjeta o me iba de vacaciones a cualquier otro sitio donde no
volara esa aerolínea. “Bueno espera, ya lo intento”. Lo intenta, y a la primera
me puede cobrar con tarjeta, ningún problema. Bien. Va a imprimir el
justificante, abre dos cajones: “Se me han acabado los folios, no puedo
imprimir”. ¡Venga ya! Pero qué oficina del demonio es esta. “Mira, hazlo como
quieras, pero quiero saber el nombre de vuelo que he comprado, la hora a la que
sale, y que ponga mi nombre y diga que he pagado”. “Espera, espera, voy a
intentarlo”. Le pide un folio al que está al lado y me imprime el vuelo. Bien.
Entonces le pido la factura, porque me hacen rebaja en los impuestos. “Uy, vas
a tener que ir al aeropuerto de Hongqiao a
por ella”. Debe estar de broma. “Pero si está al lado” (10 minutos en
taxi, más el follón que es entrar al aeropuerto). “Mira, no voy al aeropuerto
de Hongqiao”. “Vale, entonces, la hago luego y te la mando por correo a casa”. “Estupendo”.
Alguien se acerca y le dice que no haga eso. “Oye no, cuando vayas a Pudong a
coger el vuelo pasa por nuestra oficina y que te hagan una”. Me apuesto lo
que sea a que ese día en Pudong no me dan una factura.