Sunday, March 4, 2012

Sábado II

Al salir de la exposición nos encontramos a los padres chinos que quieren casar a sus hijos y se reúnen en People Square. Tenía entendido que era los domingos, ahora se juntan por lo visto también los sábados. Casar, no sé si los casan, pero seguro que ellos hacen amigos.
Nacido en 1988, 1,68m, 54kg… El otro del 78, pero tiene un MBA.
 
Una señora cuelga el anuncio en el paraguas mientras hace punto. Ve que esto de casar al hijo/a va pa largo.
Este autobús nunca lo he cogido, pero debe ir a un lugar muy deseado. Desde que vivo en esta ciudad y paso por aquí, hay siempre una cola larguísima.
Nos metemos en el subterráneo de la plaza, para buscar un sitio más barato donde hacerse la manicura que en el centro comercial. Y de pronto, tachaaaaán, me encuentro a un vendedor de monturas de gafas. Son las mismas gafas que suelo comprar en el mercado de gafas pero cuatro veces más baratas. Yo no iba a comprar nada -ese era otro de los propósitos de año nuevo- porque no necesito nada y porque ya no cabe nada más dentro de los armarios. Pero una oferta así no puedo rechazarla. Estas son para mis amigas riojanas a las que les gustan las gafas chinas de colores. Bueno… y alguna para mí.
De paso voy a la tienda de medias. Las tengo todas hechas papilla de los mordiscos del conejo. Siempre compro las medias en la misma tienda, porque son las más baratas y las más bonitas, venden medias de colores diferentes al marrón, negro, beige, gris, burdeos –muy difíciles de encontrar en cualquier parte del mundo; ya que, erróneamente se asocia el buen gusto con los colores oscuros o neutros- y además, no se caen cuando caminas.
Seguimos buscando un lugar para que se haga la manicura el Sr.X, y entonces, es cuando veo estas zapas, también en el subterráneo. A decir verdad, ahora no me parecen tan, tan bonitas, pero el sábado fue ver algo de colores con lunares y se me pusieron las cejas en el cogote. Lo último que necesito son zapatos, zapatillas. Muy mal yprh. Además, me están más bien pequeñas. En China, el número más grande que fabrican es el 39 y tengo un 40. Pero si no me las compro reviento.
Finalmente, encontramos el laberinto de tiendecillas subterráneas en el que hacen la manicura. El Sr.X estaba encantado de la vida: tres veces más barato que en el centro comercial; además, el manicuro era un hombre, qué más se puede pedir. Hacerse las uñas, es una forma de ocio elemental en esta ciudad. Casi todas estas tiendas son rosas, y las chinas creo que lo pasan de miedo en este microuniverso de fantasía poniéndose cristales en las uñas y otras mierdas.
Pasamos por el teatro YiFu a recoger el programa de las próximas óperas chinas. Después de eso vamos a la calle donde están los mayoristas de las peluquerías. El Sr.X necesita un secador, pero cuando llega se da cuenta de que son todos demasiado sofisticados-caros y decide comprárselo en el Carrefour. Entonces, es cuando veo lo que he visto un millón de veces, pero se me enciende la bombilla, se me desorbitan los ojos, y lo necesito, obviamente. Un kit para lavarme los pies en casa como la mismísima Cleopatra.
Uf, pesa la tira. Vamos a Xujiahui porque hemos quedado con Edwin para cenar y el Sr. X necesita unos auriculares para el Ipod. Los auriculares chinos duran: visto y no visto. Es entonces, cuando veo algo que he visto millones de veces: los diccionarios electrónicos. Todos mis alumnos tienen uno,… y un Mac, y un ipod, y un iphone, y un ipad. Situaciones como: el hospital, la policía u otros, hay que hacerse entender, y siempre estoy llamando a mis amigos para que hagan de intérpretes. Hasta este sábado no me había dado cuenta de la falta que me hacía. Es un juguete total. Tiene pinyin y voz.
Aquí la tienda. Mientras, el Sr.X le pregunta cuánto paga por ese reducido espacio de alquiler. ¡Arrea! ¡30.000 yuanes! No lo hubiera imaginado nunca. Además, dice que también tiene que pagar no sé qué tasa de tener un negocio al jefe del edificio tecnológico.
En España si hay crisis es porque no hay nada que comprar.
De ahí vamos a Da Marco, el restaurante italiano en el que quería cenar Edwin. A Edwin –que es chino- le encanta lo italiano. Se lo quería enseñar a su acompañante: un inglés que ha conocido en internet.
Un poco de tensión al principio, pero luego, oye, como si fueran tan amigos Edwin y el Sr.X. Muy civilizados.
El inglés trabaja en Wuhan. Es como decir que trabaja en el Infierno, tal y como fue descrito por Claire. Se quiere mudar a Shanghái, normal. El Sr. X dice que un inglés que tiene 30 años, sólo bebe Coca-cola y tiene un perro y un conejo no es normal. (Mira quién fue a hablar de normalidad) No es tan anormal. Yo antes no lo sabía, pero los americanos no beben agua. El director de atletismo del colegio desayuna una lata de Coca-Cola porque dice que tiene cafeína y es más refrescante que el café. Me dan escalofríos cuando lo veo. Bonny –que es americana- dice que la violencia estadounidense se debe a que los individuos enloquecen porque tienen “muchos químicos”  en el cuerpo, ya que, sólo beben bebidas carbónicas y cosas distintas al agua en general. Yo difiero de su punto de vista, aunque lo respeto. Para mí, el motivo de que haya tanta gente “pallá” es debido a: la mala semilla. Son los nietos o bisnietos de lo peorcito de Gran Bretaña. Y ya se sabe, de padres gatos, hijos michinos.
A mí, lo que me parece raro de éste inglés es que se haya tatuado su propio nombre en el brazo. ¿Tanto se ama? Y en japonés. En el otro brazo tiene una estrellita, como de árbol de Navidad. Y en la espalda al Demonio. Son tatuajes de juventud. Pero quizá, el tatuarse al Demonio fue lo que le llevaría en el futuro a vivir en el Infierno Wuhan. Cotilleos a parte, un chaval bastante majo.
Han quitado la Quatro formaggi –que era una obra maestra- del menú de Da Marco, pa-matarlos.
Después, tenía un cumpleaños de alguien que no me cae bien. Bueno, tampoco me cae mal, y está bien estar en buena relación con la gente, ni que sea por el guanxi. Iba a ir a tomar algo, pero es que, llevaba conmigo un barreño gigante y pesado para remojar los pies y la Biblia en verso. Bueno, y además, el bar en el que habían quedado no me gusta. Y en definitiva, la del cumpleaños no me gusta, ¿para qué cultivar esa amistad? Así que, nos fuimos, el Sr.X, Edwin y el inglés a tomar algo a Untouchables. Aquel cóctel bar japonés que ya describí detalladamente en su momento. El cóctelero number 1 de Japón ya no está allí. Y bueno, ¿qué hago yo en una coctelería si ya no bebo, desde primeros de año? Al salir nos hicieron pagar a cada uno 50 yuanes más, por el servicio.  (Antes era el 10% de lo consumido, más unos pocos yuanes por sentarse en una silla) Nos sentó fatal. El camarero nos enseñó como estaba anunciado en la carta en letra minúscula, en japonés. Parece que lo hacen para que no vuelvas, debe ser por eso que casi nunca hay nadie.
Fue un día lluvioso provechoso, sobre todo porque parece que el Sr.X y Edwin son amigos otra vez. Pero me sale más barato quedarme en casa o coger un avión e irme de excursión a la China rural a pasar el fin de semana.

5 comments:

  1. No comprar, no tomar cafe jajaja
    eeee soy amiga riojana!!!!!!
    Yepaaaaa

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  2. qué de cosas y de cosas. apoyo en todo sus compras, salvo el punto de los zapatos, que digo yo que va a tener algún que otro problema para combinarlos con algo. ay si hubiera aquí tiendas de gafas baratas. la foto de la madre china con el anuncio en el paraguas es más graciosa que todo.
    si los americanos son chungos, qué no serán los australianos que directamente los llevaban de las cárceles.

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  3. pero qué arte tienes, jajaja. qué pedazo de post!

    me gustan mucho las zapatillas. y el barreño de madera también. pero de verdad te vas a chapuzar los pies en casa?

    Nunca he ido a que me hagan la manicura, mejor no empiezo, que luego me engancho.

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    1. Sí tía, ya lo he usado y no sé cómo he podido vivir sin ello hasta ahora. Es muy relajante antes de dormir.
      A mí, la manicura no me gusta.

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  4. las marrones de la primera fila me vienen al pelo. pero prefiero dar un paso al frente y escoger las... no no, las marrones. gracias, yprh.

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