Tuesday, March 27, 2012

Cosas que han pasado últimamente

Viernes: En el comedor del colegio hay un cártel que siempre me ha parecido una broma: “No te puedes llevar comida a casa”. Una broma, porque hace falta hambre para comérselo, como para encima repetir en la cena. En la mesa de los profesores: una apila tres filetes de cerdo empanados en una servilleta para sorpresa de los presentes. Luego los tapa con varias servilletas más y se los mete en el bolsillo del chaquetón. Parece que hace falta decir algo porque nos ha dejado perplejos: “Esto es mi aperitivo de a media tarde”, concluye.
Sábado: En el metro alguien lleva una bolsa que lleva escrito el lema: “Life is nothing”. Por más que lo pienso no le encuentro sentido. ¿Cómo va a ser la vida “nada”? Es cualquier cosa excepto nada. Más bien, es un mogollón que no hay por dónde cogerlo.
Domingo: Voy al Banco de China, a la oficina más popular, a cambiar yuanes por pesos filipinos. No tienen. ¿Cómo que no tienen? Pero si es un país vecino. Pero si es “la oficina” del banco que trata con extranjeros. Tengo que encargarlos y los enviarán a la oficina del Banco de China que quiera. Hay un televisor gigante en el que están poniendo dibujos de Tom y Jerry. Tom es un granjero y tiene una gallina que dispara cinco huevos por segundo. No tiene ya recipientes Tom para recoger tantos huevos.
E nos lleva a un restaurante que no conocemos, Linn, se anuncia como “nueva cocina shanghainesa” pero es estilo cantonés. Es un espacio agradable y está todo buenísimo. Es entonces, cuando después de dos años que lo conocemos, E nos dice que es un miembro del Partido Comunista y que estuvo ayer reunido con ellos. Casi se nos cae el cucharón al Sr.X y a mí. Nos enteramos de esto ahora, después de tanto tiempo, es como si hubiéramos estado con un espía que guarda un gran secreto. Nos explica lo que ha sucedido con Bo Xilai y todo eso, pero es aburrido. Dice que él, ni pincha ni corta. Su participación en el partido es: pagar, tener un carnet, y de vez en cuando ir a una reunión y escuchar un montón de buenas noticias que quieren que oiga. Seguro que lo hace por guanxi, menudo es E, pocos saben tan bien como él cómo funciona éste país.
Lunes: Aún no había ido al mercado de flores de Hongqiao. Está bien. Pero vas allí, y dan ganas de montar la selva en casa, y no es plan.
Martes: excursión. Llegamos al museo. Quince minutos después, cuando parece que todo va bien, voy al servicio. Cuando salgo, 7 alumnos se han escapado, no sé dónde están. Estoy intentando averiguar quiénes son, y otro alumno me llama: “There is a problem, a big problema teacher”. Dios mío, mis alumnos y los de seguridad juntos, yo también quiero huir. Un alumno ha tirado al suelo una fotografía que formaba parte de una instalación. El chaval abochornao. “¿Pero qué has hecho chiquillo?”. “Nada, que estaba posando para mi amigo y le he dado un cabezazo a la fotografía y se ha caído al suelo”. “Pero, ¿cómo puedes darle un cabezazo a una fotografía? No lo entiendo”. “Bueno, es que, yo no sabía que era una fotografía. Yo pensaba que era la columna que estaba decorada así, y de pronto, algo se ha caído”. Los de seguridad han fotografiado el estropicio, se han quedado con mi nombre, mi número de teléfono y el nombre del colegio.

Sunday, March 25, 2012

Let's get lost

Es un documental sobre Chet Baker hecho por Bruce Weber en 1987, un año antes de que se muriera. Está más enfocado en su vida personal que en su música, pero es un gusto de documental y una delicadeza de cantante. Bellísimo Chet.

Lo han subido entero al Youtube en 8 trozos:

Friday, March 23, 2012

Faltan 7 días para las vacaciones

Qué raro, el vpn no funciona últimamente. M dice que si pasa algo. Cuando pasa algo el gobierno chino bloquea internet. Es que leí un artículo cuyo titular decía que China estaba pasando por una crisis tan grande como la de Tiananmen, por la destitución de un político: Bo Xilai. Sonaba muy exagerado todo. No sé. Ay, ay, falta sólo una semana para mi viaje al trópico. Qué ganas de sol, de aire limpio, tengo ganas incluso de playa.
Me he hecho un par de camisolas enormes de lino para mi viaje, porque no hay mejor crema solar que no dejar que el sol toque la piel. Fijo que me aso con manga larga.


Con la segunda camisola, estoy pasando una crisis poniendo el cuello. Me pareció que era bastante largo y me queda corto, voy a tener que descoserlo otra vez.. ¡Aaggghhh!
En el cole, las 5 máquinas de coser chinas - a 22 euros cada una- están todas ya en la basura, tres llegaron rotas de fábrica. Tela que tocaban, tela que mordisqueaban. Era como echarle ropa a Venus para que le haga ‘un arreglito’. Después de casi un año de lucha, he conseguido que compren tres ‘Singer’.

Saturday, March 17, 2012

Tomando el té

El té me parece una maravilla. No entiendo como en La Rioja, cuando ofreces té a alguien es como si pretendieras torturarlo.
La vendedora está encantada con el nuevo set: mesa de té y taburetes. Me parece horroroso. Como es china no duda ni un segundo en decirnos lo que le ha costado: más que un coche. Una inversión para toda la vida.
Después del tronco, vi esto. Demasiadas emociones en un mismo día.

Sunday, March 11, 2012

Otro fin de semana ha pasado

Tenían que tenerme prohibida la entrada al mercado de gafas. Deberían tenerme fichada, como a los ludópatas en los casinos, hacerme enseñar el pasaporte, y cuando el piloto rojo se encendiera, entonces, mandarme a casa. Yo sólo iba a ponerle cristales a dos de las gafas que compré el fin de semana pasado. Y como Marta estaba en Shanghái y lleva gafas, creí que era un lugar de su interés. Y entonces, sin saber cómo, acabé con cuatro gafas más. Marta, creo que tenías razón: las rojas son un poco cantosas.
He encontrado estos libros y me parecen una maravilla. Son de Tomoko Nakamichi, una profesora del Bunka Fashion college, y están basados en sus experimentos de geometría aplicada al patronaje para conseguir volúmenes escultóricos con el tejido.
Ayer conocimos “toda la verdad” sobre el inglés que lleva tatuado su propio nombre y vive con un conejo y un perro (ver post “Sábado II”). Esto se remonta a la pasada Navidad. E conoce al inglés en una página de contactos de internet. Tiene la corazonada de que este chico sí que promete. El inglés le pide que se desplace hasta Wuhan (la ciudad infierno) porque no quiere pasar solo el fin de año. E coge un avión y se planta en Wuhan. El tipo no va a esperarlo al aeropuerto ni nada de eso. Pasan una noche juntos, y el inglés le dice: “Es mejor que te vayas a un hotel”. E acaba pasando el fin de año solo en la ciudad infierno hasta que su vuelo sale para Shanghái. Bueno, aquí se hubiera acabado la cosa, si E, en vez de ser E, fuera otra persona.
Llega fin de año nuevo chino, y el inglés, después de no dar señales de vida, le dice que está en Vietnam, que si va a pasar el fin de año con él allí. E ve una luz de esperanza, pero dada su previa experiencia, le dice que no va. Vietnam está aún más lejos que Wuhan, y no quiere pasar otro fin de año solo en un hotel anodino.
Entonces, sin dar señales de vida, hace un par de semanas, el inglés le dice a E que ve muy factible un futuro juntos y bla, bli, bla. Y a E se le ilumina el rostro. El inglés quiere venir a Shanghái pero no tiene dinero. E, casi, casi le paga el vuelo, pero sensatez llama a su puerta, y le dice que no, pero que le pagará los gastos en Shanghái ese fin de semana (el anterior). El inglés se presenta en Shanghái, pero se ha comprado un vuelo barato que llega a medianoche, y a esa hora sólo se puede coger un taxi. E va temprano en metro, espera en el aeropuerto, lo recoge, paga su taxi  y se queda en su casa. Al día siguiente, E -que es gentil-, le pregunta qué quiere cenar, a lo que inglés responde: pollo agridulce. Pero el pollo agridulce es una especialidad de Wuhan, muy raro de encontrar en Shanghái. El inglés insiste en que quiere pollo agridulce. E no entiende por qué quiere cenar lo mismo que come día sí, día no, en Wuhan. Pero como E es muy gentil, telefonea a los restaurantes de media ciudad en busca del pollo agridulce. No, no hay. Sin embargo, hay cerdo agridulce. El inglés no quiere cenar cerdo agridulce, sino, pollo agridulce. E sigue telefoneando, y finalmente, encuentra un sitio en el que en vez de echar trozos de cerdo, van a echar trozos de pollo sólo para él. Lo vuelve loco en dos días, ahora quiero esto, ahora quiero lo otro, no quiero esto. Entonces, es cuando aparecemos en escena el Sr.X y yo, en Da marco, porque el inglés quería lasaña para cenar. E, enseguida me dice: “Él tiene un conejo, tú tienes un conejo”. Y al Sr.X le dice: “Él es inglés, tú eres inglés”. Se nota que quiere integrarlo en la conversación, pero es un tipo de pocas palabras.
Cuando el inglés vuelve a Wuhan, después de un fin de semana de gorra en Shanghái por gentileza de E, cumpliendo todos sus deseos, todo lo que le dice es: “No hiciste ningún esfuerzo por integrarme en la conversación con tus amigos, me sentí muy incómodo. Por cierto, no voy a pedir traslado a Shanghái, tú y yo no tenemos nada que hacer”.
Ay, cómo nos reímos cuando nos lo contó, pobre E. Si llegamos a saber toda la historia, lo hubiéramos apaleaó en vez de integrarlo en la conversación.

Saturday, March 10, 2012

Las erupciones solares

Menos mal que se han pasado las erupciones solares, llevo toda la semana enloquecida. Hasta me pareció normal querer deshacerme de Venus, pobre animalico. Estuve tres días sin hablarle después del mordisco. Y al final, me puso ojitos, y claro, hicimos las paces. El viernes nos dimos un abrazo y todo para sellar nuestra amistad.
Me compré una entrada para el concierto de Death cab for cutie. En parte, porque no hay conciertos en esta ciudad, en parte porque Marta quería ir, en parte, porque es una buena excusa para salir de casa. No me disgustan, pero no soy fan, ni un poco. A decir verdad, me parecen tirando a aburridos. Me compré la entrada, convencí a una del trabajo para que viniera, llegó el viernes, y por los clavos de Cristo que no quería ir y no quería ir. El viernes, sólo quería dormir y dormir, a fuera hacía frío, mucho frío, y me había levantado a las seis de la mañana –gracias al despertador Venus. Dios mío, deben ser las erupciones solares, sino, no hubiera tirado el dinero de una entrada.
La señorita Rottenmeier
Por otro lado, casi le saco los ojos a mi ayudante, y no son maneras. Yo no quiero ser una tirana, no, no quiero. Pero,  a ver, esta tía me pone supernerviosa. El viernes era día ‘A’, eso significa que era un día relajado. No necesito que esté en clase, puede hacer lo que quiera. Pero necesito que imprima y copie unas cosas para la última clase del día. Se lo digo a las 9, pero está desayunando, luego se está maquillando. Se lo repito a las 11 porque es olvidadiza. Me dice que hará las copias luego. Se pone a coser.  Se lo digo a la 1. Me dice que bien. Voy a su oficina a las 2 antes de que empiece la clase y veo que no está. Entonces me digo, finalmente, está haciendo las cochinas fotocopias. Empieza la clase, pero no tengo el material que distribuir a los alumnos. Pienso que está teniendo problemas técnicos. Los críos estudiosos preguntándome donde están las fotocopias con el material para el examen. Aparece diez minutos antes de que se acabe el colegio. Me dice que no le he dicho que imprima nada, que ella no ha recibido ningún mensaje en su móvil. Le digo que se lo he dicho en persona tres veces y me ha contestado que más tarde. Me dice que no recuerda nada.  Y luego argumenta, “¿Sabes? Es que estoy ocupada, he estado chateando en internet, tengo problemas personales”.  No le da ninguna importancia a que los chavales se vayan sin el material de estudio a casa, cuando es su trabajo y es lo único que tenía que hacer en 8 horas. Le digo, que la próxima vez se lo digo a la directora, la última vez que hablamos con ella, insinuó que la iba a echar si no hacía nada. Entonces, dice que lo siente, que no sabía que era importante. Y se va indignada de las cosas que le dice la extranjera, qué pocas formas, qué pocas maneras.
A ella le gustaría hacer otro trabajo –a mí también me gustaría que ella hiciera otro trabajo-, y baraja todas las posibilidades. El otro día aprendió a usar la escuadra y el cartabón, e hizo un ejercicio de clase, una torre en isométrica. Estaba tan satisfecha, que me preguntó (en serio): “¿Tú crees que con este dibujo podría ir a buscar trabajo de arquitecto?”.
¿Esta chica es normal o no es normal?

Wednesday, March 7, 2012

Adiós Venus

Estoy hartita de este bicho. A veces, está a mi lado tan tranquila la tira de rato, y de pronto, se vuelve rauda y veloz y me arrea un mordisco, sin motivo ni porqué, que me deja dolorida tres días y tres noches. Tengo las manos echas un asco. Y a ver, yo necesito mis dedos para dibujar, para teclear en el ordenador. ¡Con lo que duelen las heridas en las yemas de los dedos!
En internet pone, que algunas conejas en la pubertad se vuelven raritas y agresivas, que hay que castrarlas. Pero hasta que no cumpla seis meses no puedo castrarla,  y yo no aguanto ni un mordisco más. Y a saber, si no es, simplemente mala leche y no se le pasa ni castrándola. Pues eso, que hasta aquí hemos llegado este bicho y yo. Yo no quiero una mascota que me muerda. Este fin de semana la llevo al mercado de animales antes de que la estrangule con mis propias manos. Y espero encontrar un conejo simpático.

Sunday, March 4, 2012

Sábado II

Al salir de la exposición nos encontramos a los padres chinos que quieren casar a sus hijos y se reúnen en People Square. Tenía entendido que era los domingos, ahora se juntan por lo visto también los sábados. Casar, no sé si los casan, pero seguro que ellos hacen amigos.
Nacido en 1988, 1,68m, 54kg… El otro del 78, pero tiene un MBA.
 
Una señora cuelga el anuncio en el paraguas mientras hace punto. Ve que esto de casar al hijo/a va pa largo.
Este autobús nunca lo he cogido, pero debe ir a un lugar muy deseado. Desde que vivo en esta ciudad y paso por aquí, hay siempre una cola larguísima.
Nos metemos en el subterráneo de la plaza, para buscar un sitio más barato donde hacerse la manicura que en el centro comercial. Y de pronto, tachaaaaán, me encuentro a un vendedor de monturas de gafas. Son las mismas gafas que suelo comprar en el mercado de gafas pero cuatro veces más baratas. Yo no iba a comprar nada -ese era otro de los propósitos de año nuevo- porque no necesito nada y porque ya no cabe nada más dentro de los armarios. Pero una oferta así no puedo rechazarla. Estas son para mis amigas riojanas a las que les gustan las gafas chinas de colores. Bueno… y alguna para mí.
De paso voy a la tienda de medias. Las tengo todas hechas papilla de los mordiscos del conejo. Siempre compro las medias en la misma tienda, porque son las más baratas y las más bonitas, venden medias de colores diferentes al marrón, negro, beige, gris, burdeos –muy difíciles de encontrar en cualquier parte del mundo; ya que, erróneamente se asocia el buen gusto con los colores oscuros o neutros- y además, no se caen cuando caminas.
Seguimos buscando un lugar para que se haga la manicura el Sr.X, y entonces, es cuando veo estas zapas, también en el subterráneo. A decir verdad, ahora no me parecen tan, tan bonitas, pero el sábado fue ver algo de colores con lunares y se me pusieron las cejas en el cogote. Lo último que necesito son zapatos, zapatillas. Muy mal yprh. Además, me están más bien pequeñas. En China, el número más grande que fabrican es el 39 y tengo un 40. Pero si no me las compro reviento.
Finalmente, encontramos el laberinto de tiendecillas subterráneas en el que hacen la manicura. El Sr.X estaba encantado de la vida: tres veces más barato que en el centro comercial; además, el manicuro era un hombre, qué más se puede pedir. Hacerse las uñas, es una forma de ocio elemental en esta ciudad. Casi todas estas tiendas son rosas, y las chinas creo que lo pasan de miedo en este microuniverso de fantasía poniéndose cristales en las uñas y otras mierdas.
Pasamos por el teatro YiFu a recoger el programa de las próximas óperas chinas. Después de eso vamos a la calle donde están los mayoristas de las peluquerías. El Sr.X necesita un secador, pero cuando llega se da cuenta de que son todos demasiado sofisticados-caros y decide comprárselo en el Carrefour. Entonces, es cuando veo lo que he visto un millón de veces, pero se me enciende la bombilla, se me desorbitan los ojos, y lo necesito, obviamente. Un kit para lavarme los pies en casa como la mismísima Cleopatra.
Uf, pesa la tira. Vamos a Xujiahui porque hemos quedado con Edwin para cenar y el Sr. X necesita unos auriculares para el Ipod. Los auriculares chinos duran: visto y no visto. Es entonces, cuando veo algo que he visto millones de veces: los diccionarios electrónicos. Todos mis alumnos tienen uno,… y un Mac, y un ipod, y un iphone, y un ipad. Situaciones como: el hospital, la policía u otros, hay que hacerse entender, y siempre estoy llamando a mis amigos para que hagan de intérpretes. Hasta este sábado no me había dado cuenta de la falta que me hacía. Es un juguete total. Tiene pinyin y voz.
Aquí la tienda. Mientras, el Sr.X le pregunta cuánto paga por ese reducido espacio de alquiler. ¡Arrea! ¡30.000 yuanes! No lo hubiera imaginado nunca. Además, dice que también tiene que pagar no sé qué tasa de tener un negocio al jefe del edificio tecnológico.
En España si hay crisis es porque no hay nada que comprar.
De ahí vamos a Da Marco, el restaurante italiano en el que quería cenar Edwin. A Edwin –que es chino- le encanta lo italiano. Se lo quería enseñar a su acompañante: un inglés que ha conocido en internet.
Un poco de tensión al principio, pero luego, oye, como si fueran tan amigos Edwin y el Sr.X. Muy civilizados.
El inglés trabaja en Wuhan. Es como decir que trabaja en el Infierno, tal y como fue descrito por Claire. Se quiere mudar a Shanghái, normal. El Sr. X dice que un inglés que tiene 30 años, sólo bebe Coca-cola y tiene un perro y un conejo no es normal. (Mira quién fue a hablar de normalidad) No es tan anormal. Yo antes no lo sabía, pero los americanos no beben agua. El director de atletismo del colegio desayuna una lata de Coca-Cola porque dice que tiene cafeína y es más refrescante que el café. Me dan escalofríos cuando lo veo. Bonny –que es americana- dice que la violencia estadounidense se debe a que los individuos enloquecen porque tienen “muchos químicos”  en el cuerpo, ya que, sólo beben bebidas carbónicas y cosas distintas al agua en general. Yo difiero de su punto de vista, aunque lo respeto. Para mí, el motivo de que haya tanta gente “pallá” es debido a: la mala semilla. Son los nietos o bisnietos de lo peorcito de Gran Bretaña. Y ya se sabe, de padres gatos, hijos michinos.
A mí, lo que me parece raro de éste inglés es que se haya tatuado su propio nombre en el brazo. ¿Tanto se ama? Y en japonés. En el otro brazo tiene una estrellita, como de árbol de Navidad. Y en la espalda al Demonio. Son tatuajes de juventud. Pero quizá, el tatuarse al Demonio fue lo que le llevaría en el futuro a vivir en el Infierno Wuhan. Cotilleos a parte, un chaval bastante majo.
Han quitado la Quatro formaggi –que era una obra maestra- del menú de Da Marco, pa-matarlos.
Después, tenía un cumpleaños de alguien que no me cae bien. Bueno, tampoco me cae mal, y está bien estar en buena relación con la gente, ni que sea por el guanxi. Iba a ir a tomar algo, pero es que, llevaba conmigo un barreño gigante y pesado para remojar los pies y la Biblia en verso. Bueno, y además, el bar en el que habían quedado no me gusta. Y en definitiva, la del cumpleaños no me gusta, ¿para qué cultivar esa amistad? Así que, nos fuimos, el Sr.X, Edwin y el inglés a tomar algo a Untouchables. Aquel cóctel bar japonés que ya describí detalladamente en su momento. El cóctelero number 1 de Japón ya no está allí. Y bueno, ¿qué hago yo en una coctelería si ya no bebo, desde primeros de año? Al salir nos hicieron pagar a cada uno 50 yuanes más, por el servicio.  (Antes era el 10% de lo consumido, más unos pocos yuanes por sentarse en una silla) Nos sentó fatal. El camarero nos enseñó como estaba anunciado en la carta en letra minúscula, en japonés. Parece que lo hacen para que no vuelvas, debe ser por eso que casi nunca hay nadie.
Fue un día lluvioso provechoso, sobre todo porque parece que el Sr.X y Edwin son amigos otra vez. Pero me sale más barato quedarme en casa o coger un avión e irme de excursión a la China rural a pasar el fin de semana.

Saturday, March 3, 2012

Sábado I

Shanghái al principio es como una montaña rusa. Pero finalmente, a ver, ¿qué se puede hacer en ésta ciudad? Comprar, masajes, ir de compras, beber, comprar algo y comer. Eso es todo. En cada ciudad hay una clase de ocio y los gustos personales al final se adaptan al entorno. Que te gusta ir a ver exposiciones, pero no hay exposiciones decentes a menudo; que te gusta la música, pero la decente escasea; que te gustan los libros, pero hay pocos y la inmensa mayoría están en chino; que te gusta ir en bici, pero el aire no se puede respirar y tienes muchas posibilidades de que te atropellen; que te gusta el campo, pero hay que coger un avión para llegar hasta el campo; que te gusta el tenis, pero no conoces a nadie a que tenga tu mismo nivel-principiante y todavía quiera jugar; que te gusta estar en casa, entonces, puedes quedarte en casa todo el fin de semana pero no verás a tus amigos hasta el sábado siguiente.
Sábado, 6:30h Venus me despierta, como siempre. No duerme ni por la noche. Un ruido nuevo, me levanto alertada de un salto: se está comiendo la lavadora. Ah, no, la novedad es que, ha aprendido a subirse encima y se está limando las uñas en ella.
Por cierto, está hecha una fiera salvaje. Ha crecido un montón, y está superpeluda, no sé qué va a ser de ella cuando llegue el verano si con el frío que ha hecho estaba que se sofocaba y se tiraba en plancha al suelo helador durante horas. Ya tiene tres meses y medio, está en plena adolescencia. A menudo es muy dulce, pero otras veces es una fiera. Ya me ha mordido tres veces, muerde como un perro, y entonces, me dan ganas de tirarla por la ventana. Bicho desagradecido.
Vuelvo a la cama.
A las 8:30h me levanto. Bueno, hay que teñirse el pelo, no se puede posponer más el espinoso asunto, hace ya cinco semanas de la última vez. Odio el proceso. Tienen que inventar algo rápido, porque no es normal tener que pasar tanto rato en tan banal asunto una vez cada tres semanas. Mi cabello parece que está resucitando después de los tintes que compré en España. El color que he encontrado se parece bastante, creo, al color de pelo natural que tenía de adolescente, y me hace feliz. Actualmente, tiene tres colores, ala de cuervo, después marrón-rojizo chino, finalmente, el color deseado.
Ya es la una. He quedado a comer con el Sr. X en The Chowhaus, ahora mismo, mi restaurante favorito. Un tailandés-coreano. Es la segunda vez que vamos.
Me llama Edwin para comer, le digo que estoy comiendo con el Sr.X. Ambos se enfadaron “para siempre”  hace unos meses –por un asunto irrisorio- y ya no podemos quedar los tres a la vez. Está lloviendo. Como hay poca gente en el restaurante y se está bien pasamos a los sofás a tomar un café. He dejado el café, desde principios de año. Pero la gente siempre está en cafeterías. Me tomo el segundo café desde que empezó el año, entonces, no lo he dejado. Tres cientos mensajes de móvil después, algo nuevo está sucediendo, parece que sí, el Sr. X y Edwin van a verse las caras, pero Edwin llevará a un amigo para sentirse a salvo. Qué novedad. Muy bien.
Sigue lloviendo, son las 14:45h. Quiero ver un par de exposiciones. A ver, no me apetece porque sé que no me van a gustar, pero tengo que hacer una excursión más para los estudiantes de arte. Están en People Square las dos. El Sr.X antes prefiere que le arranquen la piel a tiras que ver una exposición. Dice que mientras veo las exposiciones va a hacerse la manicura en el centro comercial. Le digo que no va coger la lepra por venir, además, vete a buscarlo luego al centro comercial. Accede. Vamos al Shanghai Art Museum, que pertenece al Gobierno chino. En la planta baja hay una exposición de caligrafía china de un artista chino que no me interesa un pimiento. En la segunda planta, un popurrí de arte contemporáneo chino bajo el título “Prefacio” que tampoco me interesa. Al lado, Luis Chan, un artista hongkongnés  que debe ser famosísimo. Un repaso a las vanguardias vistas por un chino. Tiene su peculiaridad y tal, pero tampoco me interesa. En el tercero, está Miró. Nunca me ha gustado Miró, pero pensé que igual podía llevar a los críos, quería ver qué había. Un montón de dibujos y pinturas sobre papel, pero un montón. Uf, ya recuerdo, ya, lo que era Miró. No, no, me pasan a cuchillo si los llevo de excursión a ver las exposiciones de ese museo. Entonces, vamos al Moca, museo privado de arte contemporáneo. Hay que pagar, entonces, el Sr. X espera en las escaleras. Le digo que me doy prisa. Hay una exposición de chichinabo bajo el título “Nostalgias”: artistas contemporáneos chinos, coreanos y japoneses. Buen rollo con los vecinos, globalización. Que usan medios de expresión “en boga” (desde hace 50 años), como la instalación, las proyecciones de vídeo… mezclados con elementos del pasado por los que sienten nostalgia, bla, bla, bla. Vamos. Discurso de chichinabo. Indigerible. Llevaré a los niños del colegio, porque la mayoría son coreanos y japoneses y va a ser apropiado.

Friday, March 2, 2012

El solar

Foto desde la ventana de casa de Bonny hace unos meses.
Atención al zoom. Mismo punto de vista que en la foto de arriba. Unos agricultores en la ciudad, plantando ¿el qué? ¿Qué puede crecer en medio de esa nube de polución? ¿Y qué pueden ganar con lo que debe valer el solar? ¿Serían unos okupas? En China, cada uno hace lo que sabe hacer, no importa la situación.
Ya no están. Han empezado a edificar algo. Algo más.