Sábado: En el metro alguien lleva una bolsa que lleva
escrito el lema: “Life is nothing”. Por más que lo pienso no le encuentro
sentido. ¿Cómo va a ser la vida “nada”? Es cualquier cosa excepto nada. Más
bien, es un mogollón que no hay por dónde cogerlo.
Domingo: Voy al Banco de China, a la oficina más popular, a
cambiar yuanes por pesos filipinos. No tienen. ¿Cómo que no tienen? Pero si es
un país vecino. Pero si es “la oficina” del banco que trata con extranjeros.
Tengo que encargarlos y los enviarán a la oficina del Banco de China que quiera.
Hay un televisor gigante en el que están poniendo dibujos de Tom y Jerry. Tom
es un granjero y tiene una gallina que dispara cinco huevos por segundo. No
tiene ya recipientes Tom para recoger tantos huevos.
E nos lleva a un restaurante que no conocemos, Linn, se
anuncia como “nueva cocina shanghainesa” pero es estilo cantonés. Es un espacio
agradable y está todo buenísimo. Es entonces, cuando después de dos años que lo
conocemos, E nos dice que es un miembro del Partido Comunista y que estuvo ayer
reunido con ellos. Casi se nos cae el cucharón al Sr.X y a mí. Nos enteramos de
esto ahora, después de tanto tiempo, es como si hubiéramos estado con un espía
que guarda un gran secreto. Nos explica lo que ha sucedido con Bo Xilai y todo
eso, pero es aburrido. Dice que él, ni pincha ni corta. Su participación en el
partido es: pagar, tener un carnet, y de vez en cuando ir a una reunión y
escuchar un montón de buenas noticias que quieren que oiga. Seguro que lo hace
por guanxi, menudo es E, pocos saben tan bien como él cómo funciona éste país.
Lunes: Aún no había ido al mercado de flores de Hongqiao.
Está bien. Pero vas allí, y dan ganas de montar la selva en casa, y no es plan.
Martes: excursión. Llegamos al museo. Quince minutos
después, cuando parece que todo va bien, voy al servicio. Cuando salgo, 7
alumnos se han escapado, no sé dónde están. Estoy intentando averiguar quiénes
son, y otro alumno me llama: “There is a problem, a big problema teacher”. Dios
mío, mis alumnos y los de seguridad juntos, yo también quiero huir. Un alumno
ha tirado al suelo una fotografía que formaba parte de una instalación. El
chaval abochornao. “¿Pero qué has hecho chiquillo?”. “Nada, que estaba posando
para mi amigo y le he dado un cabezazo a la fotografía y se ha caído al suelo”.
“Pero, ¿cómo puedes darle un cabezazo a una fotografía? No lo entiendo”. “Bueno,
es que, yo no sabía que era una fotografía. Yo pensaba que era la columna que
estaba decorada así, y de pronto, algo se ha caído”. Los de seguridad han
fotografiado el estropicio, se han quedado con mi nombre, mi número de teléfono
y el nombre del colegio.