Wednesday, December 5, 2012

El fin de semana con E: 3ª parte

Después de recoger el abrigo fuimos al camisero. Ese abuelo, es el único que es trigo limpio en el mercado textil. Hace años que paso por allí y miro sus camisas. Son camisas “uniforme de trabajo”, clásicas y aburridas a más no poder. Eliges tela, modelo de cuello, modelo de puño y poco más, te mide, y ya está. Pero las hace bien, tienen algo. No es un ladrón, valen lo que valen, sólo un poquito más que en otros puestos, pero no te hace una chapuza. Siempre hay cola, vende una camisa cada dos minutos. E se hizo dos para probar y el día que las recogió estaba tan contento que encargó tres más. E decía perplejo: “Son más elegantes que las de Marc&Spencer y H&M juntos”. Qué cosas tan chistosas se oyen en China. Yo había intentado volver loco al abuelo hace tiempo, en plan: “Quiero esto así, pero esto otro asá y …”, pero no se dejó. Él hace lo que hace, y no le pidas peras al olmo. Así que, al final sucumbí a una de sus camisas. Y aquí está, mi camisa de caballero. Como no tenía ninguna… Ya veremos qué uso le doy, entre el blanco y que no soy un caballero.
Luego vi los guantes. Primero los magenta, de ante, son buenos, y están forrados de lana. Me encantan. Qué bien sientan. Y luego vi los azul celeste. Son mucho peores, también de ante, pero forrados de poliéster, no están tan bien cortados y cosidos como los magenta, pero son azul celeste: esto viene bien tener.
En China las cosas tienen etiquetas, cuya función no es informar al consumidor del producto, como en Occidente, sino todo lo contrario: confundir al consumidor. Es marketing. Por ejemplo, vendes un anillo de latón, y en la caja pones una etiqueta muy seria que dice que es oro; oye, alguien picará. Es una estrategia comercial basada en la mentira. Pues eso es lo que se hace con el cachemir y con la seda. En todas partes no se cortan un pelo en poner “100% cachemir”, no se lo cree ni su tía eso, puede tener una pequeña parte de cachemir en la composición, pero sin duda no es 100%, porque un gramo de cachemir vale una fortuna. Pues la gente se lo cree, como lo ven por todas partes. Con la seda hacen lo mismo. En el mercado de las falsificaciones y en el textil venden corbatas con una etiqueta que pone “100% seda”, pero es 100% poliéster obviamente. Por no hablar de cualquier piedra verde, o resina verde a la que llaman jade.
El bolso también me gusta mucho. Por fuera es genial. Por dentro deja que desear. Me dijo la tendera: “Es que, si lo hacemos bueno por dentro también, sería más caro”. Es auténtico pensamiento chino: Ni bueno ni malo, sino todo lo contrario. Tomarse la molestia en hacer las asas de ante, poner la piel de oveja, y por dentro ¡toma plasticazo que hay que abaratar costo!
No sé qué me pasa que no paro de comprar. No me caben las cosas en los armarios. Las que están al fondo, no me acuerdo ni que existen. Es la ciudad, aquí no puede ser de otra manera: “Compro, luego existo”. Es rarísimo salir de casa y no comprar nada, es un vacío, un algo muy raro. Shanghái es lo contrario que Holanda. En Holanda, no se compra nada, no existe el deseo. Y si compras te sientes tan rara como si aquí no compras.

Tuesday, December 4, 2012

El fin de semana con E: 2ª parte

Ya os había dicho que quería un abrigo azul. El domingo lo recogí:
Lo bueno del mercado textil es que hay buenas telas y es barato. Lo malo, es todo lo demás. En realidad estuve el fin de semana anterior y casi me da un síncope: veo algo feo y resulta que ya lo he pagado, es mío, e inevitablemente, me pongo muy nerviosa. Les había hecho un dibujo de pieza plana –que no saben o no quieren leer- y lo había adjuntado a dos fotos de un abrigo Céline, que era el estilo de abrigo que quería: anchito y gracioso. Me lo querían hacer por encima de la rodilla porque se ahorran tela y así ganan más dinero. Les dije que nada de eso, lo quería por debajo, a la altura de la pantorrilla. Pues bien, el fin de semana anterior, el abrigo me llegaba al tobillo, y lo tuvieron que cortar de muy mala gana, ahora el forro ha quedado mal ajustado en la parte de abajo. No fue un malentendido lingüístico porque E vino conmigo para traducir todos los detalles. ¡Es que son chinos, leñe, y les da todo igual! Por otro lado, el cierre, ya le había preguntado qué cierre me iban a poner, y no me contestaron, se quedaron en blanco. Me pusieron el cierre de plástico que imita metal, más grande y más mierdoso que se fabrica en toda China. Venden el tejido más caro del mercado y luego, ¡toma cierre horroroso! para ahorrarse un yuan. Esto es muy chino. La silueta del abrigo Céline, no la han comprendido, y han optado por la silueta saco de patatas. Las mangas, en la foto no se ven, pero de perfil, son las mangas peor cortadas que mis ojos han visto, menos gracia no se puede.
Por si alguien no sabe lo que es un abrigo Céline:
Y ahora tengo que vivir con ello… Además, me lo dieron arrugado, pero arrugado que parecía broma. Les pido que lo planchen, yo no tengo una plancha de esas que echa vapor. Y me dicen que no. Qué sinvergüenzas son, todavía se atreven a decir que hacen artículo de lujo, bespoke, y otras palabras que no creo que sepan ni lo que significan. Y yo, que no me voy hasta que lo planchen. Arrea, resulta que no tienen plancha. Me dice el sastre: “Si lo cuelgas en una percha, el paso del tiempo lo planchará solo”. No me podía creer lo que estaba diciendo. Y si espero un poco más, y lo dejo al sol, cambiará el color, y en vez de azulón, será azul celeste… Se lo conté al Sr.X y me dijo: “¡Es verdad! Desde que descubrí el truco hace 3 tres años, no he vuelto a planchar una camisa”. Claro que el Sr.X no cuenta, porque es inglés.
Me fui de la tienda que casi nos sacamos los ojos, qué gente de verdad.
Algo bueno, al sastre se le ocurrió hacer este bolsillo interior que yo no había pedido, y me ha gustado.




Sunday, December 2, 2012

El fin de semana con E: 1ª parte

Jo, mañana lunes otra vez. Tuve que trabajar el sábado, por segunda vez este año académico, por un tema de arte-caridad… Y mejor no sigo, que cada vez que lo recuerdo, agggghhhfff.
Vino una estudiante chino-americana que necesitaba horas de voluntariado. Se gradúa este año. Le pregunté cuáles son sus planes para el futuro inmediato, y ¡arrea lo que me contestó! Quiere ingresar en el ejército americano un año antes de ir a la Universidad. ¡Santa Bárbara bendita, qué cosas se le ocurren a la gente! Le dije que si sabía que allí no tratan muy bien a las chicas (por no ser más explícita, dado el contexto). Y me contestó que sí, pero que le da igual. Entonces, le pregunté por sus motivos, ¿es que quiere matar a alguien para saber cómo es la sangre, o qué espera de semejante experiencia? A lo que me respondió: “Quiero hacer algo por mi país”. Buah, pobre chica, le han lavado el cerebro. Imagínense ustedes: una chica joven, guapa, rica, buena estudiante, bilingüe chino-inglés, con un abanico de posibilidades inmenso que le oferta la vida… y su deseo es ingresar en el ejército americano. Toma castaña.
Mi fin de semana ha sido un clásico fin de semana shanghainés: comprar, comer, beber, ver a la gente a la que no ves entre semana porque viven demasiado lejos.
E me hizo un tour por su gimnasio. Me llevaba ofreciendo este tour desde hace meses y siempre había conseguido escaquearme, pero hoy, como estaba en el mismo edificio no he podido negarme. Su gimnasio le cuesta 6600 yuanes al año. Fue una gran oferta especial, un chollo  de 800 eurazos que no pudo resistir. Está en un hotel de 4 ó 5 estrellas. Pensaba que sería todo lujo y confort -por ese precio-, fabulosas instalaciones. Pero qué va, es un gimnasio miserable. Dos habitaciones: una con cuatro máquinas, la otra, enana, de yoga-aerobic. Si quieres que alguien te dé clase tienes que pagar más. Siempre me está intentando convencer de que me haga socia, ¡ni que hubiera perdido el juicio! Dice que lo que le gusta de su gimnasio es que no hay nadie, está él solo. Normal, ¡quién va a ir allí! Pero por el mismo precio se podía ir comprando las máquinas del gimnasio poco a poco y estar él sólo en su gimnasio particular. Estoy segura de que se ha hecho socio del gimnasio de un hotel para cazar a hombres de negocios maduros: su debilidad. Le he dicho, que con la pasta que le cuesta ir cada día, cuando vea uno que le guste, debe saltar a su cuello como un tigre. Se ruboriza, dice que sólo los mira, y que jamás hablaría con ellos. La verdad, es que, tiene que ser difícil entrarles, porque menudos señores hiperheterosexuales que ficha, como para encontrar las palabras…
Después hemos comido en el restaurante del hotel. E siempre me lleva a hoteles de 5 estrellas: a pasear, a tomar café, a comer, a sentarse en los sofás, a tocar la madera, la tapicería, a subir en los ascensores, a hacerse pasar por un posible cliente y preguntar el precio de una habitación ordinaria y de la suite, a subir al último piso y ver la vista. Como buen chino, le flipa el lujo. Al final, siempre suspira: ¡Ojala ésta fuera mi casa! ¡Tengo que ganar más y más dinero! A mí sólo me gusta ir a hoteles si son excepcionalmente bonitos, si no, es un rollo, y encima un café vale de 50 a 80 yuanes.
Aquí unas fotos de Rayito en su residencia de otoño 5 estrellas.