Cuaderno

Unos dibujines mientras esperaba algo, un autobús, que se hiciera hora de ir a dormir... Por un momento pensé: "Igual podía irme a vivir a Noruega". Pero no, lo del norte de Europa ya sabemos que es muy bonito pero no funciona. No sé qué tiene el norte, consigues un trabajo pero te mueres del asco.

Noruega: Bergen V

En otro de los museos estatales Kode, el de arte contemporáneo- había una macro exposición de Bard Breivik. (No confundir con Breivik el malo)

No conocía a este señor, pero parece un célebre artista noruego. Concretamente un escultor, un escultor de oficio, un trabajador del arte. Y en absoluto lo digo con guasa. Un escultor de la forma, un artista del siglo XX, un artista de taller.

Tenía varias salas del museo amplísimas llenas de piezas enormes. Eso es trabajar. Algunas eran chulísimas. Por ejemplo, estas cosas alargadas que rondaban los dos metros, y estaban inspiradas en cepillos. Madera y pelo.

Tenía muchas esculturas alargadas: unas estaban inspiradas en hélices; otras semejaban estructuras orgánicas, formas similares, diferentes materiales. (Las fotos son churro, estaba oscuro)

Había otro museo estatal de arte moderno y otro de arte clásico.

Había obra de Edvard Munch por todas partes. Munch es el típico artista con el que se flipa en la facultad, y luego, ya no. Aunque aún me gusta, claro. Sus pinturas, parecen rápidas, pero bien resueltas, resultonas, y terriblemente románticas. Casi esta vez disfruté más las litografías.

Y descubrí a algunos pintores modernos noruegos, que poner una imagen aquí es una tontería, porque la pintura sólo se aprecia en directo.

La piel y la mirada, eran fabulosas:

Eilif Peterssen, Old woman, 1888.

Y este lo vi en Oslo. Simplemente, admiradora de la calidad pictórica. Una barbaridad cómo te miraba esta niña. Te quería arrebatar la salud.

Christian Krohg, Sick girl, 1881.

Como ven, la tématica del arte en Noruega hace un siglo y pico, no era muy festiva.